Desde Rafaela a Estados Unidos en un avión biplaza, la gran aventura de la familia Giuliani

RAFAELA..
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Daniel Giuliani y su hijo Valentino son pilotos que aprendieron a volar en el Aero Club de Rafaela. A bordo de un avión biplaza Sling 2, iniciaron desde la pista del Aeródromo rafaelino un viaje hacia el norte de Estados Unidos
 
 
 
 
 
 

"Sin duda, fue el mejor viaje de mi vida. La mejor experiencia de todas". Así resume el Daniel Giuliani el vuelo que emprendió desde Rafaela, en los primeros días de julio, rumbo a los Estados Unidos en un avión biplaza para participar, por décima vez, del festival aéreo más grande del mundo. "Ahora estamos en la Florida, vamos por la mitad del viaje, comenzando a regresar a la Argentina, a nuestra querida Rafaela", dijo a LA OPINIÓN en un alto en el camino.

Daniel, de 54 años, compartió la aventura con su hijo Valentino, de 21 años. Ambos "se graduaron" como pilotos en el Aero Club de Rafaela. "Yo tengo más de 2.100 horas de vuelo. Y Vale más de 500 horas. Después de este largo viaje, vamos a sumar otras 150 horas cada uno porque aprovechamos para alargar el camino, pues visitamos distintos lugares. Es un paseo turístico también, sin prisa y sin pausa", afirmó entusiasmado.

Padre e hijo se embarcaron en esta ruta a bordo de un avión Ling 2 biplaza equipado con motor Rotax de 100 caballos de origen sudafricano, con autonomía de 9 horas. "Tiene una baulera amplia, pudimos traer un bolso cada uno con la ropa además de una mochila con todos los elementos que necesitamos tener a mano", indicó Daniel.

"Volamos sobre el Amazonas en Brasil, es increíble. Lo cruzamos al medio, estuvimos más de cinco horas volando sobre la selva, donde no hay ciudades no hay rutas ni caminos. Solo ríos y árboles, árboles y más árboles. Es majestuoso. Es algo que muchos no se animan a hacer, aún menos en aviones monomotor chico como el nuestro. No hay lugar para aterrizar en caso de una emergencia, hay tormentas que implican riesgos. No es común que se vuele aquí con este tipo de aeronaves", afirmó sobre el primer gran desafío.

"Después volamos más de 18 horas sobre el mar. Para atravesar Brasil dedicamos cuatro días volando cinco horas por día aproximadamente, con cuatro paradas. Sobrevolamos Guyana y aterrizamos en Granada, fue el vuelo más largo con más de seis horas de duración, fue la primera escala", recordó. "Después de Granada fuimos hasta Saint Martin, donde hicimos el primer descanso ya que nos quedamos un día. Desde ahí seguimos hasta Bahamas, pero no a un destino conocido sino a un aeropuerto internacional para dar entrada al país. A partir de ese momento nos movimos de isla en isla, unos lugares paradisíacos donde había solo la pista... aterrizábamos, nos poníamos la maya e íbamos a la playa con aguas increíbles. Nos cambiábamos, subíamos al avión y seguíamos viaje", detalló.

De Bahamas ingresaron a Estados Unidos. "Tenemos una amiga en Florida en un country aeronáutico, donde vive por ejemplo el célebre actor John Travolta. Es un lugar donde conviven aviones y autos por las mismas calles. Vos aterrizás en un avión y te vas rodando hasta el hangar de tu casa. Es una comunidad donde hay alrededor de 250 aviones. Cada casa tiene su garage para el auto y el hangar para el avión", describió Daniel.

La siguiente escala fue Minneapolis, en el norte de Minnesota. "Fuimos a una boda porque son amigos de mi hijo. La pasamos muy bien. Y desde ese lugar nos trasladamos hasta Nueva York, sobrevolamos el río Hudson a una altura inferior a muchos edificios. Pasamos cerca de la emblemática Estatua de la Libertad, pudimos retratar ese momento sublime, no hay más palabras", confesó.

De la Gran Manzana directo a Oshkosh, cerca de la frontera con Canadá, donde se realiza el evento de aviones más grande del mundo. "Registra más de un millón de visitantes, hay charlas, talleres, exhibiciones. Podes ir con tu avión, armas la carpita debajo del ala y te quedas toda la semana en el evento, haces amigos y compartís la pasión de volar con todos", subrayó Daniel desde la Florida.

"Nuestro avión es excelente. Tenemos internet a bordo con antena Starlink. Tenemos termo a bordo para compartir mates, calentamos agua arriba del avión. escuchamos música con muy buenos auriculares. El avión es cómodo, tiene una buena baulera. Tenemos productos de limpieza, el kit de emergencia. Viajamos confortablemente", amplía.

"¿Mi historia? Empecé a volar a los 15 años en el Club de Planeadores de Rafaela. A los 17 años me recibí de piloto de avión en el Aero Club Rafaela, toda mi carrera la hice ahí. Soy piloto comercial, instructor de vuelo. No ejerzo, solo vuelo recreativamente. Este avión lo tenemos con un amigo, hace ya siete años. Volamos a toda la Argentina", puntualizó.

Daniel viajó por décima vez a Oshkosh, pero la primera que lo hace desde Rafaela en un avión biplaza. "Me encanta venir. ¿Se nota? Y esta vez con Vale, que ya vino cinco veces al festival. Silvina mi señora también es piloto. Y Delfina mi hija está haciendo el curso en el Aero Club. Ellas vinieron en un vuelo comercial, luego alquilaron un auto y nos encontramos en el evento", manifestó. "En el camino encontramos a unos uruguayos que también venían en un avión pequeño. Hicimos algunos tramos juntos, la pasamos muy bien. Nos divertimos", añade sobre la experiencia.

"Este fue el mejor viaje de mi vida. la mejor experiencia. Estuve la suerte de viajar a muchos países. Volé en Europa, en Egipto, en Dubai, en China. Pero nunca llegué tan lejos como en este viaje. Te tiene que gustar mucho. Son años de pasión, de vuelos, de charlas. La planificación es central, hace un año que tuvimos organizando este vuelo, y los seis meses últimos en forma intensa. Y no nos olvidamos nada, increíble. Y está saliendo todo de acuerdo a lo planeado. Hasta ahora viene todo bien", dice, feliz.

En Oshkosh incluso debieron hacer un cambio de aceite de motor. "Gracias a Rotax, que es el motor, tuvimos todo disponible para hacer el cambio", cuenta. "Tuvimos invitaciones desde Canadá, Estados Unidos, Brasil. Nos sorprendió la gente con su calidez y la camaradería. Por eso hicimos calco con el logo del viaje que dejamos en cada lugar donde estuvimos", completa, movilizado por este viaje.

En el viaje de ida sumaron más de 8.000 millas, algo así como 14 mil kilómetros sobre el avión biplaza. Y falta gran parte del regreso.

Una gran aventura que incluso mereció un artículo de los organizadores del EAA AirVenture Oshkosh, en el estado de Wisconsin, tal como se denomina el encuentro aeronáutico más grande del mundo con la participación de entusiastas y expertos de la aviación, con aeronaves exclusivas como F-35, el F-22 raptor y Boeing C 17 entre otras.

"Nos vemos en Rafaela en unos días", se despide Daniel tras compartir postales de este singular viaje.

FUENTE: DIARIO LA OPINION

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