

El cineasta realizó más de 30 expediciones seguras al fondo del océano con embarcaciones sumergibles rusas llamadas Mir. Así filmó y documentó al Titanic
James Cameron, el cineasta de origen canadiense de películas como Terminator o Avatar, es uno de los directores más exitosos de la historia, pero también es un apasionado de la exploración de las profundidades marinas. Esa pasión lo llevó a realizar más de 30 expediciones al naufragio del Titanic, el famoso transatlántico que se hundió en 1912 tras chocar con un iceberg, historia que también llevó a la pantalla grande con un éxito descomunal a finales del Siglo XX.
¿Cómo pudo Cameron descender al Titanic tantas veces sin sufrir inconvenientes ni peligros?
La respuesta está en la tecnología que utilizó y en la experiencia que fue adquiriendo a lo largo de los años.
Cameron comenzó su aventura submarina en 1995, cuando decidió hacer la película Titanic, protagonizada por Leonardo DiCaprio y Kate Winslet. Para ello, contrató los servicios de una empresa rusa que le proporcionó cápsulas sumergibles capaces de resistir la presión y el frío del fondo del océano.
LO HIZO DESDE HACE MÁS DE 25 AÑOS
Las embarcaciones rusas que utilizó Cameron para sus primeras expediciones al Titanic fueron cápsulas sumergibles llamadas Mir 1 y Mir 2, que pertenecían a la empresa rusa RMS Titanic Inc. Estas cápsulas tenían una capacidad para tres personas cada una y podían descender hasta 6.000 metros de profundidad.
Las cápsulas Mir estaban construidas con acero y titanio y tenían una forma esférica para resistir mejor la presión del agua. Estaban equipadas con luces, cámaras, brazos robóticos y propulsores para poder maniobrar y explorar el naufragio. También tenían sistemas de comunicación, navegación, seguridad y soporte vital.
Cameron alquiló las cápsulas Mir por un precio de 35.000 dólares al día y las transportó en un barco llamado Akademik Mstislav Keldysh hasta el lugar donde se encontraba el Titanic. Allí, las cápsulas se sumergían desde una plataforma y tardaban unas dos horas en llegar al fondo del océano. Cada inmersión duraba unas 12 horas, de las cuales unas seis se dedicaban a filmar el Titanic.
Las cápsulas Mir fueron las primeras en permitir a Cameron ver el Titanic con sus propios ojos y capturar imágenes inéditas del barco hundido. Gracias a ellas, pudo recrear con gran realismo la historia de la película Titanic y documentar el estado de conservación del naufragio.
Además, su hermano Michael Cameron, un ingeniero mecánico, diseñó unas cámaras especiales recubiertas con cascos protectores para poder filmar el interior del barco hundido.
Cameron realizó 12 inmersiones al Titanic durante la producción de la película, que se estrenó en 1997 y se convirtió en un éxito mundial. Pero el director no se conformó con eso y siguió explorando el naufragio en los años siguientes. En total, hizo 33 expediciones al Titanic, la última en 2005.
TAMBIÉN USÓ OTRAS TECNOLOGÍAS
Para sus viajes submarinos, Cameron utilizó diferentes tipos de tecnología. Una de ellas fue el Deepsea Challenger, un submarino construido con fibra de carbono y titanio que le permitió descender a la fosa de las Marianas, el punto más profundo del océano, en 2012. Otra fue el ROV (vehículo operado remotamente) Hercules, que le permitió capturar imágenes en alta definición del Titanic y sus alrededores.
Cameron siempre se preparó física y mentalmente para sus expediciones submarinas. Se sometió a exámenes médicos, entrenó su resistencia y su capacidad pulmonar, y estudió los mapas y los planos del Titanic. También se informó sobre las condiciones meteorológicas y las corrientes marinas que podían afectar a su viaje. Además, contó con el apoyo de un equipo de expertos y científicos que le ayudaron a planificar y ejecutar sus misiones.
Cameron declaró que su motivación para explorar el Titanic fue su amor por la historia y por el desafío técnico que suponía. También dijo que su objetivo era contar la historia del naufragio desde una perspectiva humana y respetuosa con las víctimas. Su pasión por las profundidades marinas nació cuando era niño y veía los documentales del explorador Jacques Cousteau.
James Cameron es un ejemplo de cómo la tecnología y la experiencia pueden permitir realizar hazañas extraordinarias sin poner en riesgo la vida. Su trabajo ha contribuido a ampliar el conocimiento sobre el Titanic y sobre el mundo submarino.
INFOCIELO