
¿Cómo hizo Sergio Massa para perjudicar a uno de los principales mercados de futuros de soja del mundo? Acá te lo contamos
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Históricamente el mayor volumen negociado de contratos agrícolas en el Matba Rofex correspondió a soja. Pero en la particular coyuntura presente en la Argentina eso cambió y la oleaginosa comenzó a perder posiciones.
El fenómeno –completamente inusual para el principal mercado de futuros agrícolas de Sudamérica y uno de los más relevantes a nivel global– se explica por una combinación de factores productivos y políticos que conspiran contra la venta anticipada de soja 2022/23.
La variable más obvia es el desastre productivo que liquidó a gran parte de la cosecha prevista de soja: mientras que al comienzo de la campaña la Bolsa de Cereales de Buenos Aires esperaba una cosecha de soja de 48 millones de toneladas, el número final terminó siendo de apenas 21 millones.
Sin embargo, el factor de mayor impacto es que, luego de la primera, segunda y tercera edición del régimen cambiario especial del “dólar soja”, la mayor parte de los productores están esperando una nueva edición del incentivo para concretar ventas.
Esa es la razón por la cual el interés abierto de los contratos de Soja Rosario del ciclo comercial 2022/23 suma apenas 831.100 toneladas, mientras que el correspondiente a los contratos de Maíz Rosario 2022/23 es de 1,27 millones de toneladas.
Si se observa el interés abierto a la fecha correspondiente a los contratos del nuevo ciclo 2023/24, la situación es inversa y acorde a la trayectoria histórica de ambos cultivos en el Matba Rofex: 285.600 toneladas para el maíz y 626.700 toneladas para la soja.
El mecanismo intervencionista del “dólar soja” diseñado por el equipo económico del ministro Sergio Massa, que en los hechos actúa como una suerte de “Junta Nacional de Granos” implícita, provocó muchos daños colaterales, uno de los cuales afectó al mercado del Matba Rofex.
Frente a la incertidumbre presente este año, planteada por una elevada inestabilidad cambiaria, la soja es la “moneda” que están empleando los empresarios agrícolas argentinos a modo de refugio del capital, lo que implica que es el último producto que deciden comercializar cuando necesitan disponer de liquidez.
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