Ficha Limpia y la farsa oficial: Milei simula fracaso y Cristina celebra la impunidad

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El Gobierno de Javier Milei dejó caer Ficha Limpia, protegió a Cristina Kirchner y ensayó una escena de derrota para engañar a su electorado.

El gobierno tiene un problema enorme de credibilidad. El escándalo de Ficha Limpia lo puso, una vez más, de manifiesto.

El fracaso de Ficha Limpia en el Senado es una prueba más de la profunda ciénaga en que se encuentra gran parte de la política argentina. Argentina necesita esa ley por el alto nivel de corrupción que hay en la política. A decir verdad, el gobierno nunca estuvo interesado en esa ley. Algunos de sus referentes la criticaban, y en Diputados el bloque de LLA dilató todo lo que pudo el tratamiento.

Cuando dos senadores votan en contra de una ley que previamente apoyaban, siempre es por una orden política que reciben. La mayoría de los senadores no tienen criterio propio. En general, responden a un caudillo provincial que hace negocios con los votos de los legisladores. Los dos senadores que cambiaron su voto son misioneros y se llaman Carlos Arce y Sonia Rojas Decut. El jefe político de ellos es Carlos Rovira, eterno caudillo misionero que siempre hace lo que le conviene.

Si los senadores votaron en contra, es porque alguien con poder gubernamental le pidió eso a Rovira a cambio de algo. Si el oficialismo quería la ley, no se le podían escapar dos senadores amigos. Nunca. Si querían que la ley saliera, se habrían ocupado de esos dos senadores como se hace en todo el mundo. Se chequea prolijamente que haya mayoría antes de ir al recinto, y si hay dudas, negocian o cancelan la sesión. Los gobiernos tienen ese poder.

La sobreactuación posterior del gobierno diciendo que ellos querían la ley parece ensayada de antemano. No tiene ninguna credibilidad. Repito: si el gobierno quería esa ley, los dos senadores misioneros la habrían votado a favor. El gobierno les habría pedido eso. Cualquier otra hipótesis es mentira.

No hay librepensadores en el Senado. Los juegos de los mercaderes de la política están por encima de los deseos de la población. En las encuestas, una amplia mayoría de los ciudadanos quería esta ley.

El daño autoinfligido se da por no entender que hay cosas que le interesan a la población y otras que no. Ficha Limpia era una ley que contaba con el interés de franjas enormes de la sociedad. La brecha entre los ciudadanos y la política es cada vez más grande. El presidente no entiende que con sus patéticas excursiones de seis horas en canales de streaming lo único que consigue es contentar a los fanáticos. La gente normal está en una sintonía que el gobierno ignora.

A propósito, el canal de streaming "Carajo", al que fue el presidente, es propiedad de Carlos Marini, un empresario misionero íntimo de los Rovira. Ahí tiene su 6-7-8 propio el gobierno. La hipótesis de que no sabían nada del voto de los dos misioneros es desopilante.

Por supuesto, los kirchneristas han festejado que los delincuentes puedan ocupar cargos públicos. Como organización delictiva que son, han trabajado a favor de los corruptos. En especial, de Cristina Kirchner, la líder condenada por corrupción que se aferrará a cualquier candidatura que le garantice fueros.

La Corte tiene la oportunidad de mostrar que le interesa que la debacle moral no se profundice. Deben, con urgencia, rechazar el recurso que presentó la condenada Cristina Kirchner y confirmar su condena. Si no lo hacen y le permiten competir electoralmente, se sumarán a la lógica de la impunidad argentina.

El gobierno repite prácticas que hacen mucho daño. Mentir descaradamente y tomar a la gente por idiota es algo que hacían los kirchneristas. El gobierno debería evitar copiar esas metodologías.

Lo mismo ocurre con el ataque a los periodistas. Nadie se cree eso. Atacan a los periodistas porque ya no pueden hablar de "la casta". Nadie que haya propuesto a Lijo a la Corte, que tenga a Scioli en el gobierno o que tenga de referente a la kirchnerista Pilar Ramírez en la ciudad de Buenos Aires puede hablar de casta.

Como siempre, necesitan un enemigo, entonces se inventan lo de los periodistas. En esto también se parecen a los K: son encarnizados con los periodistas que los critican y dóciles con los oficialistas. También aquí solo le hablan a los fanáticos.

El gobierno tiende a encerrarse y dinamitar su credibilidad. Olvida que muchísima gente que los votó lo hizo solo para evitar al kirchnerismo en segunda vuelta. Copiar cosas que hacía el kirchnerismo no parece la mejor estrategia.

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