Luego de la consagración en la Reválida, el técnico de la "Crema" analizó el camino recorrido, destacó la identidad recuperada del equipo y valoró el compromiso de un plantel que supo levantarse en los momentos más difíciles para devolver al club al lugar que siente propio.
Atlético volvió a la Segunda División del fútbol argentino. Y no fue casualidad. Carácter, determinación e identidad explican el regreso del equipo de barrio Alberdi a la Primera Nacional tras apenas un año en el Federal A. El histórico ascenso, conseguido como local y ante su gente, significó un enorme desahogo para una institución golpeada, pero nunca vencida, que supo levantarse después de cada caída.
Aquel 14 de noviembre del año pasado había quedado marcado a fuego. La derrota en el desempate ante Talleres de Remedios de Escalada empujó a Atlético a una categoría impensada para su historia. Sin embargo, lejos de bajar los brazos, el club se planteó un único objetivo: volver lo más rápido posible. Y lo logró con Iván Juárez como la cabeza del plantel.
Luego del ansiado ascenso, el entrenador dialogó con CASTELLANOS y dejó en claro la magnitud de lo conseguido: «Era el momento. El año pasado fue difícil y el equipo necesitaba volver lo más rápido posible y por suerte se nos pudo dar», expresó, todavía con la emoción a flor de piel.
El DT remarcó además el valor simbólico de haber concretado el ascenso en condición de local, algo inédito para la institución.
«Es la primera vez en la historia que la institución asciende en condición de local y gracias a Dios poder disfrutarlo con ellos y con las familias acá es algo impagable. Volvimos a llevar a Atlético al lugar que se merece», afirmó.
Juárez no esquivó el análisis del camino recorrido, marcado por la presión constante y la obligación de ser protagonista: «Llegó el momento de disfrutar. Uno o dos días. Es verdad que el día a día fue duro, no por ninguna adversidad sino por la obligación que teníamos siempre y creo que el equipo estuvo a la altura. Hicimos partidos muy buenos durante todo el año. Nos costó en las primeras dos o tres fechas, pero hace más de diez fechas que el equipo no pierde y gana de local y visitante».
Uno de los pilares del ascenso fue la fortaleza en Rafaela, donde Atlético se mantuvo invicto durante toda la temporada. Para el entrenador, no se trató solo de resultados, sino de recuperar una identidad.
«Volvimos a recuperar la mística que tiene que tener Atlético de Rafaela. A los cinco minutos tiene que estar ganando 1 a 0 y lo pudimos lograr», sostuvo, resaltando ese ADN ofensivo y dominante que volvió a sentirse en el «Monumental».
La gestación del plantel fue otro punto clave. Juárez puso el foco en el grupo humano y en el vínculo construido con sus jugadores: «Es lindo saber que los futbolistas que dirigís te valoran y ellos saben que yo los valoro. Hemos tenido un grupo de amigos, y con todo mi cuerpo técnico hemos armado algo lindo. Es un grupo maravilloso que se entrega al cien por cien y yo a eso no lo negocio».
Además, anticipó que la idea es sostener una base importante del plantel: «Antes de empezar la final les dije que varios se van a quedar con nosotros».
Finalmente, el DT se refirió al crecimiento del equipo tras el tropiezo en la final disputada en San Nicolás y a la fortaleza mostrada en los cruces decisivos: «Todos tenemos miedo de perder. Es muy difícil porque es un solo partido. Cuando veníamos de perder la final yo les dije que se queden tranquilos que en los mata-mata estamos muy bien. Los jugadores entendieron que somos un equipo de hombres, con juventud y experiencia. En la parte más difícil el equipo demostró lo que tiene para dar y logró el ascenso, que es algo maravilloso».
Atlético de Rafaela volvió a la Primera Nacional. Y lo hizo fiel a su historia, de la mano de un grupo que creyó, resistió y nunca dejó de intentarlo.
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