

Kenya, la última elefanta del país, fue trasladada al Santuario Global para Elefantes en Brasil tras 40 años en un zoológico. La ley de 2016 que cerró zoológicos y promovió el traslado de animales exóticos hizo posible este histórico momento. Los detalles
Por primera vez en más de un siglo, Argentina ya no tiene elefantes en cautiverio. Gracias a una ley aprobada en 2016, impulsada por la creciente presión social, Kenya —la última elefanta cautiva del país— fue trasladada al Santuario Global de Elefantes en Brasil.
Se trata de una elefanta africana de 6.000 kg, que, tras pasar 40 años sola en el zoológico de Mendoza, este fue su primer contacto real con un espacio seguro y natural, donde pudo revolcarse en la tierra roja y disfrutar de la libertad.
Su traslado fue posible gracias a la ley argentina de 2016, que ordena el cierre de zoológicos y el traslado de animales exóticos a santuarios o centros de rescate. El viaje no fue sencillo: en el pasado, otros elefantes como Pelusa, Merry, Kuky y Tamy murieron antes de completar el proceso de reubicación.
El cautiverio dejó secuelas físicas y psicológicas en Kenya: problemas en las patas, pérdida de masa muscular y traumas por la soledad, típicos en elefantes sociales que viven aislados. El equipo del santuario trabajó cuidadosamente para ganarse su confianza, enseñándole que la jaula de transporte era segura y acompañándola durante los cinco días de viaje.
Ahora, Kenya convive con otros elefantes, ejercita sus músculos, se revuelca en barro y hierba, y comienza a superar las capas de trauma de décadas en cautiverio.
La elefanta asiática Pelusa fue la primera de Argentina seleccionada para ser reubicada. Al igual que Kenya, pasó toda su vida sola, aunque vivía en el zoológico de La Plata. Pero Pelusa murió en 2018 a los 52 años, pocos días antes de su traslado al Santuario Global para Elefantes.
Esa no fue la única pérdida. Merry, una elefanta asiática que vivía en un zoológico privado y que desde muy joven actuaba en un circo, murió ese mismo año a los 50 años.
En 2024, mientras esperaba los permisos internacionales para su reubicación y viaje transfronterizo, la elefanta africana Kuky falleció con solo 34 años. Y solo unas semanas antes del viaje de Kenya este año, Tamy, un macho asiático de 55 años que ya había completado su proceso de rehabilitación, también murió.
FUENTE: ROSARIO3