
Ojito Caporale, el narco que competía en carreras de autos, será juzgado por enviar cocaína a Europa camuflada en choperas
PROVINCIALES

El joven rosarino estará sentado en el banquillo en Buenos Aires, donde fue detenido en diciembre pasado, cuando estaba con libertad condicional. Despachaba droga en encomiendas. Fue quien declaró contra el excomisario Alejandro Druetta.
Actis Caporale era aventurero del narcotráfico. Es un joven nacido y criado en el centro de Rosario, de una familia de clase media, que decidió que su vida transitara por el vértigo del mundo criminal.
Es conocido por su sobrenombre de Ojito, por sus ojos claros, algo le sirvió de poco para tener un destino común y corriente: la cárcel. Y ahora será juzgado en diciembre próximo por el Tribunal Oral en lo Penal Económico (TOPE) N° 1, por su último emprendimiento narco: enviar cocaína en encomiendas a España.
Caporale fue quien más complicó con su declaración como arrepentido al excomisario Alejandro Druetta, que “trabajaba” con él y eran quien le apuntaba a qué competidores detener, algo que derivó en que el policía fuera condenado a 10 años de prisión. Ojito tenía una habilidad para camuflarse, y además tener los contactos para que no lo detuvieron. Su confianza en sí mismo llegó a tal punto que se confió y llegó a competir en carreras de autos a nivel profesional con un nombre falso.
La última aventura de Caporale lo llevó a Europa, donde enviaba encomiendas con cocaína camufladas en cargas extrañas para los porteños, como una chopera. Fue detenido el año pasado, y otra vez, como ya lo hizo en 2016, propuso ser arrepentido. Pero nadie le creyó esta vez.
La última causa se inició el 12 de diciembre pasado a partir del secuestro de una encomienda que contenía casi un kilo de cocaína, que tenía como destino Pamplona, en el país Vasco. La droga, que fue despachada por la empresa DHL, estaba camuflada en una chopera de madera, que tenía como destino España.
La encomienda fue despachada el 12 de diciembre de la sucursal de avenida Córdoba 5011 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Tras el peritaje que se realizó al estupefaciente se detectó que en la encomienda estaban ocultos 992,6 gramos, con una pureza del 91%, y una potencialidad de 9.032 dosis.
Luego de que se detectara la droga en la encomienda empezó una investigación para dar con quienes estaban detrás de este contrabando de cocaína a Europa. No fue nada fácil detectar de quién eran los 900 gramos de cocaína. Tras las declaraciones de los empleados de DHL, los investigadores establecieron que una pareja con dos niños habían entregado la caja donde estaba el estupefaciente camuflado dentro de una chopera.
Se descubrió que una joven que entregó la caja no presentó DNI, sino una captura de la aplicación Mi Argentina. A través de esa captura se pudo establecer el número de teléfono, que la justicia intervino. Esa línea estaba siendo utilizada por Matías Gabriel Nappe, que actuaba con la joven Soledad Ottaviano.
Luego apareció un giro en la causa. El 16 de marzo un “arrepentido” declaró que Ottaviano había sido contactada por Caporale, que estaba en libertad condicional. Estaba “suelto” porque el Tribunal Federal Oral Nº3 de Rosario consideró que los estudios que había cursado en la cárcel ameritaban para darle el beneficio. El arrepentido afirmó que fue Ojito quien le proveyó a la pareja la chopera con la cocaína para despacharla a España.
Según esa declaración, Caporale habría “reclutado” a Ottaviano para que viajara a Paraguay a comprar droga. De acuerdo a lo que figura en la causa a la que accedió AIRE, la joven tenía que cumplir esa misión porque tenía una deuda con Caporale.
La joven debía recorrer varias ciudades paraguayas donde tenía que retirar 10 termos que estaban cargados de cocaína. Además, el plan era mandar a Ottaviano a España como una mula. Para ellos, Caporale y un cómplice al que apodan Sheico, que sería colombiano, iban a tramitar el pasaporte de la joven y su ciudadanía italiana.
Caporale, según el arrepentido, utilizaba para comunicarse un sofisticado sistema de comunicación encriptada que se llama “Wickr Me Private Messenger”. Según se desprende de la investigación, Nappe y Ottaviano hacían viajes a Misiones para buscar droga, por orden de Caporale. La droga después se acopiaba en la cochera contigua a Cinemark, en Berutti y Coronel Diaz, en el barrio de Palermo.
Caporale ya tenía un prontuario abultado sobre sus espaldas. Fue detenido en 2016, luego de estar prófugo varios años, durante una carrera automovilística en el autódromo de Buenos Aires, donde competía con el nombre falso de Alex Aqua.
Caporale fue acusado de ser uno de los proveedores más grandes de estupefacientes de Rosario, donde nutría de cocaína y drogas sintéticas a búnkeres diseminados en los barrios Alberdi, La Cerámica y Casiano Casas. Pero nunca pudo ser detenido en ese momento, porque cuando fueron apresados en 2012 nueve miembros de la organización, Ojito se escurrió de los efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
Ojito estuvo prófugo cuatro años, cuando la Policía de Seguridad Aeroportuaria realizó el 26 de setiembre de 2012 14 allanamientos simultáneos en Rosario, donde se secuestraron cuatro kilos de cocaína de máxima pureza, tres de marihuana, 400 pastillas de éxtasis, 40 troqueles de LSD, varias dosis de ketamina, seis autos de alta gama, ocho armas de fuego y 250.000 pesos en efectivo.
En el operativo quedaron detenidas nueve personas, entre ellas su padre, pero Ojito se escapó. Alguien de la banda le alcanzó a avisar y cuando el vuelo proveniente de Bogotá –había viajado al Caribe- hizo escala en Lima, escapó. Los efectivos de la PSA que lo esperaban en el aeropuerto de Ezeiza se quedaron con las manos vacías. Sólo estaba su novia, una joven modelo que era promotora en las carreras de automovilismo.
Cuatro días después el joven ingresó de manera legal a la Argentina por un paso fronterizo con Brasil, pero como no había llegado la comunicación de la orden para detenerlo nadie sabía que tenía pedido de captura internacional.
Desde ese momento muy poco se supo de Caporale, un muchacho de clase media alta que vivía en el centro de Rosario y que proveía a los distribuidores de droga del norte y noroeste de Rosario. En noviembre de 2013, tras un seguimiento que hizo la policía de Santa Fe, detectó que Caporale tenía pensado ir a buscar a su novia a la terminal de ómnibus de Retiro, en Buenos Aires.
Se montó un operativo para detenerlo, pero al detectar a los uniformados logró escabullirse entre la multitud y desaparecer hasta que fue detenido en 2016 en la carrera de autos. Pero luego salió con libertad condicional y empezó otra vez, según la investigación, con nuevas aventuras en el mundo narco, esta vez, con el contrabando de cocaína a España en encomiendas.
AIRE DIGITAL