
Milei exige fe, Pullaro certezas: la deuda previsional, punto de fricción entre Nación y Santa Fe
NACIONALES
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La Provincia reclama una hoja de ruta para saldar la millonaria deuda previsional y reactivar los giros mensuales que la Nación cortó en 2024. En la Casa Rosada ofrecen gestos, pero ninguna garantía. En el medio, Santilli gira sin billetera y se recalientan los armados legislativos. El intríngulis de la Corte
“Es tan grande la deuda previsional que cualquier otra cosa que pongan sobre la mesa es poco”, transmite Maximiliano Pullaro a su entorno. El gobernador le pide al ministro del Interior, Diego Santilli, una hoja de ruta mínima sobre cómo la Nación piensa abordar la multimillonaria deuda previsional acumulada con Santa Fe y una propuesta para reanudar los pagos mensuales a cuenta que Milei cortó de forma unilateral en marzo de 2024.
Reina cierto pesimismo en Santa Fe respecto de una solución para esa demanda, aun cuando reconocen que en los últimos dos meses hubo algunos gestos desde la Casa Rosada. Destrabaron los créditos de la CAF para los Juegos Odesur y para la red de accesos portuarios del Gran Rosario (con ayuda de las agroexportadoras, que sumaron presión), hay luz verde para la emisión de títulos de deuda en el exterior, se reanudaron las obras de ampliación en las plantas potabilizadoras de Rosario y Santa Fe, y están avanzadas las conversaciones para el traspaso de la ruta A012 a la provincia. Pero vuelve a resonar la frase de Pullaro: “Es tan grande la deuda previsional que cualquier otra cosa que pongan sobre la mesa es poco”.
Para el gobierno provincial es particularmente relevante que vuelvan los giros mensuales que la Nación liquidaba a las provincias que no transfirieron sus cajas, a cuenta de la cobertura del déficit. La entrada de ese cash, que hoy sería del orden de los 15 a 20 mil millones cada 30 días, oxigenaría la caja de la provincia.
Santilli, que es un mestizo político tardío en el gobierno libertario, carece de autoridad para responder a un problema de esa escala que, además, es resultado de decisiones tomadas cuando él no era parte de la gestión Milei.
El ajuste en las cuentas públicas al principio del gobierno de Unidos le dio autonomía económica a Santa Fe, lo que a su vez se traduce en mayor autonomía política a la hora de vincularse con la Nación. Sin embargo, ese escenario no es eterno y el estancamiento económico del país, el retiro de la Nación en áreas de las que se debieron hacer cargo las provincias, la caída de la coparticipación, entre otros factores, hacen más pesada la mochila a medida que pasa el tiempo.
Santilli, de gira sin billetera
A Pullaro le caben las generales de la ley para los gobernadores, aunque haya dado señales claras de estar preparado para dialogar sobre las reformas laboral, fiscal y penal que pretende Milei. Sin embargo, envalentonado por el triunfo electoral, el gobierno libertario les pide como muestra de cariño desinteresada una foto con Santilli y un posicionamiento público a favor. El santafesino se toma su tiempo y retrasa mientras puede la visita de Santilli a la Bota. También él espera una señal desde la Casa Rosada que ponga las relaciones en un plano de conveniencia para ambas partes.
Desde que ganó las elecciones, la Casa Rosada trabaja en el alineamiento de los gobiernos provinciales. Les ofrece subirse al “rumbo” ganador y acompañar las reformas. ¿A cambio de qué? Por ahora de muy poco y sin garantías, según la percepción desde las provincias.
El salteño Gustavo Sáenz le puso palabras a esa situación: “El poncho no aparece, pero no estamos pidiendo nada que no se hayan comprometido antes. Estamos pidiendo que lo firmado se cumpla”. Reconoció que el ministro de Interior, Diego Santilli, “le pone mucha voluntad”, aunque no hay respuestas que satisfagan las demandas de las provincias.
El mandatario salteño está en la misma situación que Maximiliano Pullaro. Ve que en la mesa que tiende el gobierno nacional solo están los temas de su interés y falta la agenda de las provincias, desbordantes de asuntos que llevan mucho tiempo sin respuesta.
Salvo la eliminación de retenciones a los hidrocarburos convencionales, que se llevó Nacho Torres en favor de su provincia, poco y nada se le ofrece al resto. La razón es que el gobierno mandó a Santilli de gira por las provincias sin billetera ni poder de fuego. Hasta aquí, la misma película que los gobernadores vivieron cuando el jefe de Gabinete era Guillermo Francos.
Barajar y dar de nuevo
El mapa político del país está en un acelerado proceso de reacomodamiento tras los resultados electorales. El teatro de esos movimientos es el Congreso, que por estos días es un hervidero de negociaciones de cara al recambio parlamentario. La Libertad Avanza y el peronismo pulsean palmo a palmo por quién se queda con la primera minoría.
El oficialismo acortó distancias después de ganar la elección y fichar pases de legisladores del PRO, provinciales y radicales “con peluca”, además de incentivar rupturas en los espacios de oposición.
El peronismo lidia con sus demonios internos y con los gobernadores de Salta, Catamarca y Tucumán, que amagan con bloque propio. El deterioro de las alianzas entre La Cámpora, Sergio Massa y Axel Kicillof nubla los pronósticos: no tanto de acá a fin de año, sino a partir de febrero-marzo, cuando llegue la hora de las definiciones en torno a las reformas que quiere sacar la Casa Rosada. ¿Bloque o interbloque? Esa es la pregunta por estas horas. Hacer un interbloque, por un lado, habilita flexibilidad sin romper; pero, por el otro, pone los intereses de las tribus partidarias por encima de la unidad que se proclama. Si ese fuera el caso, ¿dónde se posicionarán los diputados santafesinos de Fuerza Patria?
Para Santa Fe tiene especial interés la conformación y el poder de fuego del bloque de diputados de Provincias Unidas, porque reflejará los posicionamientos del gobierno de Maximiliano Pullaro y de otros mandatarios en la escena nacional.
En los últimos días tomó fuerza la posibilidad de que el actual gobernador de Corrientes (termina mandato el 10 de diciembre), Gustavo Valdés, presida la UCR. Valdés responderá la semana próxima por sí o por no. El punto es que es uno de los seis gobernadores que integran Provincias Unidas. ¿No será de la partida o presidirá la UCR mientras sus diputados integran Provincias Unidas?
Lo de Valdés recuerda las tensiones en torno a Gisela Scaglia. La vicegobernadora preside el PRO en Santa Fe y “ocupará un lugar protagónico” en Provincias Unidas a pesar del malestar de Mauricio Macri.
“Se pueden resolver esos temas. Hay que seguir conversando y va a aparecer un equilibrio. La clave es que haya sintonía, ya sea entre los bloques o si alguno se conforma como interbloque. En especial, hay mucho por coordinar y confluir entre el radicalismo y Provincias Unidas. Y respecto de Gisela, consideren que probablemente haya otros diputados del PRO en el espacio”, dice un dirigente que está en esas negociaciones.
Estertores de un orden en retirada
Donde también se escuchan sordos ruidos es en la cúpula del Poder Judicial santafesino. El motivo es la elección del ministro o ministra que presidirá la Corte en 2026. La tradición indica que esta semana debería anunciarse, pero eso no sucederá.
Las aguas están divididas dentro del máximo tribunal. Si se forzara la elección en este momento, la Corte quedaría partida entre Jorge Baclini, Daniel Erbetta y Margarita Zabalza por un lado; y Rafael Gutiérrez, Roberto Falistocco, Rubén Weder y Eduardo Spuller por el otro.
Gutiérrez se postula para ocupar una última vez la presidencia antes de dejar la Corte. Así se lo manifestó a otros ministros y en una reunión mano a mano con el gobernador Pullaro. Según fuentes políticas, el punto de quiebre es que el juez no está dispuesto a dar garantías sobre su fecha de retiro, que es lo que el gobierno de Unidos pretende para dar por terminada la renovación de la Corte en 2026.
En este punto, Gutiérrez y cualquier otro saben que presidir una Corte partida al medio sólo puede deparar complicaciones. Y si además el poder político está en contra, nada bueno puede esperar el Poder Judicial, justo cuando necesita cambiar de dinámica con urgencia y avanzar en transformaciones informáticas, orgánicas y procesales, algunas de las cuales comenzaron a caminar con la llegada de los nuevos ministros.
El retiro, anunciado esta semana, del todopoderoso secretario de Gobierno de la Corte, Eduardo Bordas, a partir del 1° de abril, es un ingrediente relevante. Bordas no es cualquier funcionario. Durante el último cuarto de siglo se le delegó la gestión del gobierno del Poder Judicial, lo que lo hizo más poderoso que varios de los ministros que pasaron por la Corte en ese período. Es decir, se va un eslabón central del esquema de poder que está siendo reemplazado, del cual los jueces Gutiérrez y Falistocco son los últimos mojones.
El reemplazo de Bordas es relevante por el poder que concentraba, y al mismo tiempo porque abre la puerta a una modernización institucional de la forma de gestionar el Poder Judicial. Algo es seguro: no habrá otro Bordas, sino una reformulación del modelo de gestión, con áreas específicas en las que la Secretaría de Gobierno —que hoy asume todas las tareas— sea una más entre varias (por ejemplo, planificación, administración, informática). También llegó la hora de que los propios ministros se involucren directamente en la superintendencia del Poder Judicial.
La próxima presidencia orientará esas y otras reformas, que en buena medida definirán el carácter futuro del Poder Judicial.
Además, si se cumpliera el objetivo político del gobierno provincial, en 2026 debería completarse la renovación del tribunal. Concretamente, lo que la Casa Gris espera es que los ministros Falistocco y Gutiérrez definan una fecha de 2026 para dejar sus cargos. El motivo: son los últimos dos que están excedidos de la edad máxima de 75 años que fijan la ley y las constituciones nacional y provincial. Por ahora, ambos dilatan cualquier definición.
Entonces, lo que está por definirse en el Poder Judicial es si 2026 será el último año del orden que se está yendo o el primero del que está naciendo.
FUENTE: ROSARIO3











