Hoy es el último día de puertas abiertas. Un día para despedirse, para los abrazos y las lágrimas. Carlitos Roba concluirá una etapa de casi 50 años de trabajo en el autoservicio.
Nada es para siempre dice una canción de Fabi Cantilo que aplica para esos momentos bisagra en los que algo termina, y en los que la nostalgia domina el escenario de las emociones mientras la memoria busca personas, rostros, anécdotas y situaciones de todo tipo en su baúl de los recuerdos.
Nada es para siempre: Autoservicio Rocca, el histórico comercio de ramos generales que funciona desde junio de 1929 en la esquina de bulevar Yrigoyen y Necochea, cerrará hoy en forma definitiva. ¿Quién se hará cargo ahora de preparar sus clásicas tablas de fiambre?
Un video que se viralizó el fin de semana eriza la piel, conmueve ver a Carlos Alberto Roba, o simplemente Carlitos, aquel empleado tan dispuesto, amable y competente que podíamos ver detrás del mostrador -ese sitio que ocupa desde 1975-, entre los embutidos, las hormas de quesos y los frascos de aceitunas.
"Queridos clientes, proveedores, queridos cachorros, estos son los últimos integrantes sandwicheros como clientes. Quiero dar una noticia que me da mucha nostalgia, sin lugar a dudas, pero que algún día tendría que llegar. El lunes 31 de julio cerraremos las puertas de este negocio definitivamente", dice con una voz pausada sin disimular una suerte de melancolía.
"A lo largo de esta historia mía de casi 50 años, 94 años del negocio, hemos forjado nuestras propias identidades", afirma quien nació en octubre de 1958 en Bauel y Sigel, que se mudó a Rafaela en 1974 para vivir con sus abuelos maternos y comenzar a trabajar como repartidor, en enero de ese año, en Autoservicio Rocca. Eran tiempos de libretas sin tarjetas ni billeteras virtuales.
Como una especie de vocero o de relacionista público del comercio, Carlitos se hace cargo de la despedida del equipo actual. "En nombre de Autoservicio Rocca, y de todos sus integrantes, queremos decirles que no tenemos más que palabras de agradecimiento, por la fidelidad, la concurrencia y la confianza que siempre han depositado en nosotros". El mensaje llega a los clientes de los últimos tiempos pero... ¿cuántos habrán sido aquellos que hicieron sus compras de almacén y para el hogar en ¡94 años!.
Como si estuviera frente a un espejo, Carlitos hace tiempo para mirarse, para bucear en su alma y corazón. Se confiesa, breve (la iglesia está cerca no?). "En lo particular, siempre dije que este fue mi lugar en el mundo, donde he desarrollado gran parte de mi vida, por casi 50 años. Siempre lo he hecho con mucho gusto y mucho cariño. He recibido mucho más de lo que di... eso es lo que voy a guardar en mi corazón, todo ese cariño, ese afecto de cada uno de ustedes que me fueron manifestando a lo largo de la historia del autoservicio". Son palabras de quien siente que la tarea está cumplida, no tanto por preparar las mejores tablas de fiambres y quesos sino de quien supo ser parte de una familia con compañeros de trabajo, proveedores y clientes.
Quizás esquivando las lágrimas, concluye su mensaje. "En nombre del Autoservicio Rocca les decimos, simplemente, HASTA SIEMPRE". ¡Qué frase difícil, directa al corazón de las emociones, imposible no soltar una lágrima! "Ojalá que cada uno de nosotros, donde nos toque vivir esta nueva etapa, la vida nos siga encontrando. Los abrazo con el Corazón", finaliza.
Con esta despedida llegamos sin escalas a Fito cuando dice "Hay, recuerdos que no voy a borrar; personas que no voy a olvidar... hay, aromas que me quiero llevar; silencios que prefiero callar... hummmm...". O si prefieren a Los Enanitos y su canción: "Todo concluye al fin; nada puede escapar; todo tiene un final, todo termina; tengo que comprender, no es eterna la vida, el llanto en la risa allí termina...".
Las ciudades, dicen los arquitectos, pueden considerarse organismos vivos. La metáfora hace referencia a que las reglas parecen diseñadas para romperse, adaptarse, evolucionar, cambiar. Desde mañana habrá que acostumbrarse a la idea de que Autoservicio Rocca será parte de la memoria colectiva pero sin presente (¿estará en el cielo de los comercios?). Una película checa de 1989 se llama 'Aquellos buenos viejos tiempos'. La comunidad de clientes y empleados de este supermercado chico o almacén grande podrá encontrarse, como dice Carlitos, para recordar aquellos buenos viejos tiempos de la esquina de Necochea e Yrigoyen. Porque... ¿qué seríamos sin nuestros recuerdos?
La vieja pizarra del autoservicio transmite el último mensaje. Junio 1929 / Julio 2023. Fin de estos 94 años de una larga y linda historia. Infinitamente, Gracias!!!
...recuerdos que no voy a borrar; personas que no voy a olvidar... hay, aromas que me quiero llevar...
DIARIO LA OPINION