Usar bicarbonato en los rieles de las ventanas: para qué sirve y qué beneficios tiene

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Este pequeño gesto puede cambiar su aspecto. Conocé el paso a paso de cómo hacerlo.
 

Los rieles de las ventanas suelen ser uno de los lugares más olvidados de la casa a la hora de limpiar. Por eso, con el tiempo, acumulan polvo, tierra y hasta moho, lo que puede trabar el deslizamiento. Sin embargo, existe un truco con bicarbonato de sodio que puede solucionarlo de forma fácil.


El secreto está en que este producto ayuda a desprender la suciedad incrustada que se acumula en los rieles, sobre todo en las ventanas corredizas. Gracias a su textura levemente abrasiva, permite limpiar sin rayar el material. Además, neutraliza los malos olores provocados por la humedad o restos orgánicos, algo muy común en zonas donde entra polvo del exterior o agua de lluvia.

Para qué sirve usar bicarbonato en los rieles de la ventana
Limpia en profundidad sin dañar el material del riel.
Elimina olores de forma natural.
Reduce la humedad y ayuda a prevenir el moho.
Mejora el deslizamiento de la ventana al sacar tierra y grasa.
Cómo limpiar los rieles con bicarbonato: paso a paso
Retirá el polvo suelto con un cepillo seco o una aspiradora.
Espolvoreá bicarbonato directamente sobre el riel.
Agregá unas gotas de agua para formar una pasta suave.
Dejá actuar entre 5 y 10 minutos.
Frotá con un cepillo de dientes viejo o un cepillo chico.
Retirá los restos con un trapo húmedo y secá bien.

Si el riel está muy sucio o tiene restos de grasa, podés combinar el bicarbonato con un poco de vinagre. La reacción efervescente ayuda a despegar la suciedad más complicada.

Cada cuánto conviene limpiar los rieles
Lo ideal es limpiar los rieles con bicarbonato una vez por mes. En zonas con mucho polvo o humedad, podés repetir el proceso cada 15 días para mantener las ventanas limpias y funcionando sin problemas.

El bicarbonato: breve historia sobre su origen
El bicarbonato de sodio tiene una historia que se remonta a la Antigüedad, cuando civilizaciones como la egipcia ya utilizaban el natrón —una mezcla natural rica en carbonatos— para la limpieza, la conservación de cuerpos y la higiene personal. Durante siglos, estas sales alcalinas se emplearon con fines domésticos y medicinales, aunque sin una comprensión química precisa.

Recién en el siglo XVIII, el desarrollo de la química moderna permitió identificar y aislar el bicarbonato de sodio como compuesto específico. Este avance sentó las bases para su producción controlada y su posterior uso industrial.

En el siglo XIX, la fabricación masiva del bicarbonato de sodio se consolidó gracias al proceso Solvay, lo que lo volvió accesible para el consumo cotidiano. Desde entonces, su presencia se expandió en ámbitos como la gastronomía, la medicina, la limpieza y la industria alimentaria.

Su capacidad para actuar como agente leudante, neutralizador de ácidos y desodorizante explica su vigencia hasta la actualidad. Hoy, el bicarbonato sigue siendo un producto clave en los hogares y un ejemplo de cómo un compuesto químico simple logró atravesar siglos de historia.

FUENTE: TN

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