Piden la indagatoria de Viviana Fein, la fiscal que buscaba probar que Nisman se había suicidado

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El fiscal Taiano pide interrogarla como imputada por el desastre en la escena del crimen de Nisman, donde hubo 88 personas sin control en un departamento de tres ambientes.
 El fiscal federal Eduardo Taiano le pidió al juez Julián Ercolini que cite a declaración indagatoria a la ex fiscal Viviana Fein por el desastre en la escena del crimen cuando hallaron muerto al fiscal Alberto Nisman.
Según confirmaron a Clarín fuentes judiciales, el pedido -un extenso dictamen de 205 páginas- fue recibido en el juzgado de Ercolini este lunes 1º de diciembre.
Por la misma situación están imputados el ex secretario de Seguridad Sergio Berni, su ex colaborador Darío Ruiz, los ex jefes de la Policía Federal y de la Prefectura y el juez Manuel De Campo, aunque hasta ahora no hubo pedido de indagatoria para ninguno de ellos.
 
Fein es la única de todos ellos que no presentó ningún descargo ante Ercolini tras haber sido imputada, en agosto pasado.
Nisman fue hallado muerto en el baño de su departamento en Puerto Madero durante la noche del domingo 18 de enero de 2015. Cuatro días antes había denunciado a la presidenta Cristina Kirchner y a parte de su gobierno de hacer un pacto con Irán para tratar de encubrir a los terroristas que volaron la AMIA (1994, 85 muertos).
Nisman tenía un balazo en la cabeza. De acuerdo a la investigación judicial, fue asesinado. Por el crimen está procesado el experto informático que trabajaba con Nisman, Diego Lagomarsino, el dueño del arma hallada debajo del cuerpo del fiscal.

La fiscal Fein fue la primera funcionaria judicial que investigó el caso. Como reveló Clarín en enero pasado, por la escena del crimen -un departamento de tres ambientes- pasaron 88 personas.
El descalabro y el borrado de pruebas fue tal que, por ejemplo, en todo el departamento donde vivía Nisman no hallaron una sola huella suya. Y sí encontraron huellas de uno de los oficiales de Prefectura que tenía la misión de preservar el lugar y lo terminó contaminando.
Todo eso ocurrió mientras la máxima autoridad del operativo judicial era la fiscal Fein, que tardó una hora y media en llegar al departamento del crimen desde que se enteró de lo sucedido.
En todo ese tiempo, una veintena de personas andaban por el departamento de Nisman muerto sin ningún control.
Según la acusación de Taiano, la desidia de Fein fue tal que los investigadores encontraron una tercera puerta del departamento de Nisman que comunicaba con el departamento vecino -y por el que pudieron haber entrado o salido los asesinos- recién dos días más tarde de que comenzaran las pericias.
La saga de desaciertos de Fein en aquellas primeras horas de la investigación fue, para el fiscal, la razón por la que ahora, casi once años después del crimen, aún hay cuestiones que no pueden aclararse sobre el asesinato.
A Fein le imputan conductas que permitieron alterar la escena el hecho y afectar desde entonces todo el desarrollo de la investigación hasta hoy. Desde el día uno.

El equipo del fiscal Taiano -secundado por el adjunto Hernán Kleiman y un equipo de investigadores que sigue el caso desde un anexo especial de la fiscalía- encontró al menos ocho conductas irregulares en los procedimientos de Fein. De cada una de ellas se desprenden decenas de acciones que transformaron a la escena del crimen en un desastre.
El decano de los forenses argentinos, Osvaldo Raffo, hizo en su momento una ingeniosa analogía para describir lo sucedido: dijo que parecía que por el departamento de Nisman había pasado una manada de búfalos.
En el dictamen que recibió Ercolini se imputa a Fein aislar en forma deficiente la escena del crimen; la excesiva tardanza en llegar al lugar; permitir a su llegada que el descontrol previo continuara; entrar sin la vestimenta adecuada; permitir la libre circulación de personas por el departamento sin identificarlos ni saber qué función cumplían allí, y manipular y permitir la manipulación de pruebas sin el correcto resguardo e ignorar la existencia de otros elementos que podrían haber aportado pistas.
Un manual perfecto de todo lo que no hay que hacer.
Durante aquellos primeros días de la investigación, Fein declaró que "lamentablemente" la pericia para buscar restos de pólvora en las manos de Nisman había dado "negativo" y que no había elementos para probar un suicidio. Una pericia multidisciplinaria de Gendarmería probó meses después que Nisman había sido asesinado.
Los asesinos pudieron salir o bien por la puerta que comunicaba con el departamento vecino a través de un conducto de aire acondicionado, o bien por la puerta de servicio que, al contrario de lo que buscó instalar el Gobierno de Cristina Kirchner desde el primer momento, no estaba cerrada del lado de adentro.
El dictamen que ahora pide la indagatoria de Fein se sostiene en una minuciosa enumeración de 149 pruebas que incluye documentos, pericias de todo tipo y declaraciones testimoniales.
Entre ellas, la del cabo segundo de la Prefectura Artemio Ramos, quien contó que mientras estaba de vigilancia en el dormitorio de Nisman -el cuerpo estaba en el baño en suite de esa habitación-, entraron allí libremente los jefes máximos de la Prefectura y de la Policía Federal junto con Sergio Berni, y que cuando llegó Fein se mostraba "insegura, no tomaba decisiones y les preguntaba qué hacer a los jefes de la Prefectura".
Estos respondían operativamente a Berni, quien -como reveló Clarín- a su vez se comunicaba con la presidenta Cristina Kirchner directamente desde la escena del crimen.

También está allí la declaración de Antonella Torlaschi, una testigo que fue convocada por la Prefectura y que contó que, adentro del departamento, vio a por lo menos un grupo de diez personas “que miraban todo e iban para los cuartos y para el lado del baño, haciendo como un tour por la casa”.
Según ella, muchas de estas personas vestían de civil y parecían no estar haciendo nada en particular. A ella nadie le hizo firmar ningún acta acerca de que había estado en el lugar.
De los testimonios también surge que la SIDE mandó al menos a tres agentes al edificio de Nisman tras descubrirse la muerte del fiscal.
En las horas previas, 89 agentes de inteligencia habían estado activos en grupos operativos que mantuvieron cientos de comunicaciones entre sí antes de que hallaran el cuerpo de Nisman. Fue durante el tiempo en que los custodios tardaron 11 horas en llamar a un cerrajero y decidirse a entrar al departamento donde había ocurrido el crimen.
Otra testigo, Natalia Fernández, dijo que la convocaron cuando salía de su trabajo como camarera en un bar de Puerto Madero, que la tuvieron casi tres horas sentada afuera del departamento, en las escaleras, y que adentro se escuchaban ruidos “como de aspiradora”.
Después, cuando entró, se sentó en un sillón frente a una mesa ratona y un policía con guantes llegó, dejó un teléfono frente a ella y le dijo: “Esto es muy importante. Es el celular del doctor Nisman. No hay que tocarlo en ningún momento”, y se fue.
Enseguida, un hombre de traje ignoró los comentarios del otro y apoyó una notebook arriba del teléfono de Nisman que quedó ahí, suelto y adelante de todos.
Según la testigo, “el teléfono de Nisman empezó a vibrar y vino otra chica de Prefectura y lo agarró, aunque nos dijeron que no lo tocáramos”.
La chica ya había declarado que durante el procedimiento vio a personal de Prefectura tomando mate adentro del departamento de Nisman, que los escuchó decir que iban a comprar medialunas y que ella misma usó el baño del departamento cuando tuvo ganar de ir. El baño que estaba fuera del cuarto de Nisman, que usaban todos y que antes también pudieron utilizar los asesinos.
En lo que el fiscal Taiano analiza como una manipulación de la escena del hecho, menciona la insólita situación de que los forenses se fueron del departamento de Le Parc sin tomarle la temperatura al cadáver ni tomar la temperatura ambiente, dos datos cruciales para poder determinar luego información clave como el horario en que pudo haberse producido la muerte.
Ese único dato hace pensar a los investigadores en que se trató de algo más que negligencia, porque ese paso es una rutina que se repite en cada escena del crimen como un ABC imposible de obviar hasta para investigadores novatos.
Mientras la fiscalía de Taiano avanza con las declaraciones de más de 200 integrantes del área de Inteligencia del Ejército en la época en que ocurrió el crimen de Nisman -y que respondían al general César Milani- ahora el juez Ercolini debe decidir si indaga a Fein por estas imputaciones y resolver las situaciones de Berni, el juez De Campo y los jefes de las fuerzas de seguridad que transformaron el protocolo de resguardo de una escena del crimen en uno de los desastres judiciales más grandes de la historia criminal argentina.
 

FUENTE: CLARIN

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