Chiqui Tapia declaró que gana más de $800 millones al año, pero que no tiene ahorros

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El presidente de la AFA no percibe ingresos por su trabajo en la asociación, pero sí por la función pública, como titular de la Ceamse, y por su rol en la Conmebol
 

Claudio “Chiqui” Tapia tiene tres trabajos, pero cobra solo por dos. Por el que más se lo conoce, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), no recibe ni un peso. Percibe más de $818 millones anuales en ingresos netos por su rol de vicepresidente segundo de la Conmebol y presidente en la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse).

Al presidir la empresa pública de residuos que administran en conjunto los gobiernos porteño y bonaerense, Tapia presentó una declaración jurada patrimonial en julio pasado. El documento revela lo que decida declarar sobre sus bienes e ingresos.

En su declaración patrimonial, Tapia informó que percibe más de 818 millones de pesos anuales en ingresos netos. Son unos $68 millones por mes, de bolsillo (algo así como US$45.000, al tipo de cambio actual). Alrededor de $8 millones provienen de su trabajo en la Ceamse. Por su rol allí, dijo dedicarle unas 15 horas semanales. Es decir, Tapia asegura que trabaja 3 horas por día como presidente de la sociedad del estado. Ocupa ese lugar desde enero, luego de haber sido vicepresidente de la entidad por casi 10 años, en representación de la Ciudad de Buenos Aires. En enero, cuando la gestión de Jorge Macri lo desplazó del cargo, fue el gobernador Axel Kicillof, el otro socio mayoritario, el que lo impulsó a la presidencia.

La Conmebol, cuya sede central está en Paraguay, es su principal empleador, según el documento. La confederación de fútbol sudamericano le abona cerca de $60 millones al mes. Lo curioso es que Tapia informó que le dedica 120 minutos por semana a su rol. Es decir, le pagan $7.500.000 la hora de dedicación.

En su declaración jurada, el presidente de la AFA reporta tres trabajos. En la Anses, sin embargo, aparece una relación de dependencia más. Figura activo como empleado de Solbayres, una sociedad anónima dedicada también al servicio de limpieza. Con estos dos contratos, técnicamente se encuentra de los dos lados del mostrador: el privado y el público del negocio de la basura. Solbayres se dedica a los servicios de recolección de desechos en la Ciudad de Buenos Aires. Son quienes se encargan de ello y del barrido y limpieza en las zonas de Villa Devoto, Villa Santa Rita, Villa del Parque, Villa General Mitre, Villa Pueyrredón, Villa Urquiza, Coghlan, Saavedra, Chacarita, Villa Crespo, Paternal, Villa Ortúzar, Agronomía y Parque Chas.

 
Solbayres es una empresa vinculada al grupo Impsa, que pertenecía a la familia Pescarmona, fue capitalizado por el Estado durante el gobierno de Alberto Fernández y se trata de la única sociedad privatizada en la era Milei. Desde Impsa informaron a LA NACION que ya no tienen vínculo con Pescarmona ni con Solbayres.

Si bien no se reporta una relación de dependencia, las bases de datos públicas confirman que firma cheques para el club Barracas Central, del que es su presidente. No se reportan ingresos formales a partir de su rol.

Por otra parte, Tapia sumó en el año de su declaración jurada algunos ingresos extraordinarios por venta de bienes, intereses financieros y viáticos que superan los $200 millones adicionales. Unos $44 millones se generaron a partir de la venta de un vehículo. No especifica de qué automóvil se trata, pero por ese dinero, usado, se podrían haber vendido un Mercedes Benz clase B, una Jeep Wrangler o algunos modelos de Audi, por ejemplo. La segunda vía de ingresos son viáticos de la AFA. La asociación le habría desembolsado unos $30 millones para traslados y comidas, entre otras necesidades.

Por último, reporta como fuente de dinero el pago de “intereses/ingresos financieros”. Específicamente, declara intereses de plazos fijos y “diferencia de cambio de dólares”. En total, acumuló $130.033.118,13. Otra curiosidad: en la misma declaración asegura “no poseer títulos ni otras inversiones, como así tampoco mi grupo familiar sujeto a declarar”. De hecho, asegura que ni él ni ningún miembro de su núcleo familiar posee dinero en efectivo ni en entidades bancarias. Tampoco participación en sociedades ni derechos reales sobre bienes de terceros.

El patrimonio inmobiliario, en cambio, muestra su opulencia. Tapia declara siete propiedades, todas gananciales y con titularidad del 100%. La más importante es una casa en Beccar, valuada en US$15.740.190,05, y una vivienda en Río Luján, por $3.265.421.

En San Juan, su provincia de origen, posee un terreno fiscalmente tasado en $153.708 y una casa por $250.673. En la Ciudad de Buenos Aires, declara un departamento valuado en $1.084.787, mientras que en la provincia de Buenos Aires completa el listado con otra casa en Cañada, por $387.650, y una segunda propiedad en Río Luján, por $1.450.377, la única adquirida mediante préstamos.

También registra dos automotores gananciales, valuados en $22.052.800 y $5.000.200, ambos adquiridos con ingresos propios, según el documento.

En su descargo final, Tapia afirma bajo juramento que no omite bienes ni datos relevantes y que conoce las obligaciones previstas vinculadas al enriquecimiento ilícito.

FUENTE: LA NACION

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