La Selección Argentina utilizó por primera vez una camiseta de seda con el escudo nacional bordado en agosto de 1928, cuando enfrentó al F. C. Barcelona en la cancha de Sportivo Barracas.
Aquel equipo, que venía de obtener la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam, se tomó revancha del 4-1 sufrido en Les Corts y ganó 3-1 ante un estadio repleto.
Las históricas camisetas fueron confeccionadas por la firma Masllorens Hermanos, industria textil de origen catalán radicada en Avellaneda, que por décadas vistió a clubes y selecciones argentinas. Su imponente edificio aún permanece en pie, como un símbolo del pasado industrial del sur del Gran Buenos Aires.
Fue el inicio de una tradición: desde ese partido, el escudo bordado se transformó en un sello de identidad del fútbol argentino.
Foto: Claudio Desteffano de @museotop
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