Lamento boliviano y latinoamericano: el liberalismo progresista en reducción electoral

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Lula, Boric, Petro y Yamandú Orsi no promueven programas económicos ni políticos de izquierda, sino que son lo que está a la izquierda de Bolsonaro, Kast, Uribe o Manini Ríos. Dina Boluarte, la actual presidenta del Perú, se autodefine como “de izquierda, progresista y moderada” para desmarcarse sin asustar a nadie y en contraposición con Rafael López Aliaga.
 
Con matices de todo tipo, con más o menos desarrollo de industria liviana o pesada, con esquemas impositivos más o menos regresivos, con mayores o menores niveles de sindicalización, con sistemas previsionales de capitalización privada o de reparto.

 Con o sin matrimonio igualitario, incluso con peronismo en el caso argentino, ninguno de estos gobiernos implementan ningún otro programa que no sea redistribuir mejor la riqueza producida por las exportaciones de los recursos naturales como soja, trigo, litio, cobre, oro, plata, petróleo y gas convencionales o no convencionales.

 Es decir que sin unificación latinoamericana posible, sin Banco del Sud ni estrategias continentales para renegociar deuda en otra escala que no sea nacional, todos representan el Mercado Desunido de los Comoditties.

 Sin tiempo ni escala para cumplir con lo que suelen prometerles a sus votantes fieles o independientes en disponibilidad (trabajo, vivienda, salud, seguridad), sin un programa preciso sobre cómo aumentar la capacidad productiva y de generación de divisas, ni pactos de gobernabilidad e inclusión social sostenibles con sus oligarquías dominantes, terminan ajustados a un programa consistente en pagar servicios de deuda externa al menor costo social posible, con reducción de gastos para pagar créditos con excedente y prometiendo baja inflación y paz cambiaria, por todo concepto.

 
Sin unificación latinoamericana posible, todos representan el Mercado Desunido de los Comoditties.
Nota: la última encuesta nacional de Zuban Córdoba & Asociados, revela un cruce de datos que permite entender qué tipo de electorados o sociedades se están conformando por el desgaste del imaginario igualitario liberal progresista en Argentina. Mientras el 47,6% dice que su situación empeoró en el último semestre, un 44% aún tiene una imagen positiva del presidente.

 El 67,3% declara que le cuesta llegar a fin de mes y el 67,7% (es decir la misma mayoría que dice lo anterior) reclama un cambio de rumbo sin cambiar de gobierno o un “cambio de modales”. Es decir, que casi medio país o más de la mitad no creen que exista otro modo de salir de esta crisis que no sea por derecha, no ven una alternativa y tampoco cuestionan el contenido del programa, sino los gritos, los insultos, la agresividad explícita y desatada.

 Hasta hace unos diez años, la preocupación de las izquierdas y sus expresiones políticas y electorales, era la falta de un imaginario alternativo al capitalismo y el de los liberales populistas el de un capitalismo humano y de inclusión social. Hoy cuesta recomponer e instalar uno que enfrente el imperio de la crueldad y el odio como aglutinantes sociales.

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