"Tierra, techo y trabajo": el largo abrazo del Papa Francisco a los movimientos sociales

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Al llegar a la Santa Sede, sentó en su mesa a los movimientos populares, con los que había forjado vínculos desde su juventud. Juan Grabois, el actor clave.

En su paso por el mundo terrenal y hasta su último aliento de vida, el Papa Francisco enarboló las banderas reivindicativas de los movimientos sociales, a quienes les abrió la puerta de la Iglesia Católica y acompañó con cuerpo y espíritu en la lucha por la “Triple T”: tierra, techo y trabajo.

Al llegar al trono de la Santa Sede, sentó en su mesa a los movimientos populares, con los que había forjado vínculos desde su juventud, cuando abrazó la opción preferencial por los pobres.

Fue a partir de esa sensibilidad que en su época de cardenal Jorge Bergoglio entabló vínculos personales y políticos con dirigentes sociales como el líder del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, y el fundador de la organización La Alameda, Gustavo Vera.

Sin embargo, hubo uno de ellos que sobresalió entre los demás y que más tarde sería encumbrado como interlocutor privilegiado en el vínculo con los movimientos sociales de Latinoamérica y del mundo: Juan Grabois.

El fundador del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) organizó en Roma el primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares entre el 27 y 29 de octubre de 2014, con la participación estelar del Papa Francisco.

La conexión profunda del Papa con los descartados del sistema quedó en evidencia cuando marcó su crítica a la “idolatría” que el capitalismo genera en torno al “Dios Dinero”, y llamó a poner las necesidades del ser humano en el centro.

"¡Los pobres no sólo padecen la injusticia sino que también luchan contra ella!”, clamó el jefe de la Santa Sede aquel día al pararse ante más de un centenar de representantes de movimientos sociales.

“Ustedes sienten que los pobres ya no esperan y quieren ser protagonistas”, agregaba, y habló de la necesidad de “sindicalizar” a los trabajadores excluidos para que puedan pelear por sus derechos.

Por esa razón, pidió el compromiso para afrontar “el escándalo de la pobreza”, no recurriendo a “estrategias de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos”, sino convirtiéndolos ellos mismos en actores del cambio.

Francisco sentó postura en contra de la "cultura del descarte" y cargó contra la “especulación financiera que condiciona el precio de los alimentos”, provocando que “millones de personas sufran y mueran de hambre”.. 

“Por otra parte se desechan toneladas de alimentos. Esto constituye un verdadero escándalo. El hambre es criminal, la alimentación es un derecho inalienable”, expresó. 

En ese marco, se pronunció a favor de una “reforma agraria”, de la cual dijo -basándose en los preceptos de la Doctrina Social de la Iglesia- que “además de una necesidad política” es "una obligación moral”. 

También esbozó los primeros trazos de lo que a su juicio debería contener una política de integración sociourbana, que daría sus frutos en Argentina unos años más tarde por la gestión de Grabois y Pérsico durante el Gobierno de Cambiemos.

“Esta palabra debe desplazar totalmente a la palabra erradicación, desde ya, pero también esos proyectos que pretender barnizar los barrios pobres, aprolijar las periferias y maquillar las heridas sociales en vez de curarlas promoviendo una integración auténtica y respetuosa”, manifestó.

Sobre los trabajadores excluidos, el Papa señaló que al inventarse su propio trabajo hicieron “poesía”, un concepto que retomaría años después en su encíclica "Fratelli Tutti".

El 9 de julio del 2015 se llevó a cabo en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, el segundo Encuentro Mundial de Movimientos Populares, y en ese ámbito el Sumo Pontífice predicó sobre “la globalización de la esperanza que nace de los pueblos y crece entre los pobres” y llamó a “sustituir a esta globalización de la exclusión y de la indiferencia”.

Ese año el Papa publicaría la Encíclica "Laudato Si" sobre el cuidado de la “Casa Común”, la defensa del medio ambiente, ante la avidez del capital.

Las reflexiones de Bergoglio coincidían cada vez más con las convicciones de los movimientos sociales, que veían con estupor cómo el mercado arrasaba con su hábitat natural y comunitario.

En reconocimiento a la tarea que venía desempeñando, el cardenal ghanés Peter Turkson, titular del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, designó a Grabois como consultor del Pontificio Consejo de Justicia y Paz en junio de 2016.

En esa época, el líder del MTE se acercaba a Cristina Kirchner, a quien consideraba perseguida por el poder político, empresarial y judicial, y producto de ese reposicionamiento empezaba a recibir un trato más hostil por parte de sectores de la prensa.

El 5 de diciembre de 2016, el Papa volvió a dirigirse a los movimientos populares reunidos en su tercer encuentro mundial en el Vaticano. 

“Ustedes, las organizaciones de los excluidos y tantas organizaciones de otros sectores de la sociedad, - explica - están llamados a revitalizar, a refundar las democracias que pasan por una verdadera crisis. No caigan en la tentación del corsé que los reduce a actores secundarios, o peor, a meros administradores de la miseria existente”, planteó el líder de la Iglesia.

Grabois escuchó ese mensaje y en 2018 fundó el Frente Patria Grande, un nuevo partido que le permitió modificar su campo de intervención, eligiendo la política por encima de la acción social.

El 12 de abril de 2020, siendo un Domingo de Pascua en el momento más restrictivo de la pandemia de coronavirus, el Papa subrayó el drama social y económico que estaban viviendo los trabajadores excluidos producto del encierro por la cuarentena.

Al dirigirse a los movimientos populares, Francisco planteó que en era “tiempo de pensar en un salario universal que reconozca y dignifique las nobles e insustituibles tareas que realizan”.

La misma propuesta de salario básico universial, junto con la de la reducción de la jornada laboral, reflotó en el videomensaje que el jefe del Vaticano le envió a los movimientos sociales en el cuarto encuentro mundial el 16 de octubre de 2021.

El 20 de septiembre del 2024, al visitar el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el Papa reafirmó que “Tierra, techo y trabajo son derechos sagrados". 

"Que nadie les quite esa convicción a ustedes, que nadie les robe esa esperanza, que nadie apague sus sueños”, arengó a los participantes de un nuevo Encuentro Mundial, que llevó a consigna “Plantando bandera frente a la deshumanización”.

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