Conservación de fauna: cómo protege Santa Fe a una de las aves más traficadas de Argentina
REGIONALESAyer.La provincia se convirtió en un enclave ideal para la preservación de loros habladores, que son dispersores de semillas y contribuyen a regenerar ecosistemas
El Centro de Rescate La Esmeralda, en la capital provincial, es el hogar provisorio de alrededor de 30 loros habladores. Los ejemplares forman parte de un programa de conservación que busca preservar a una de las aves más traficadas del país y que, entre otras cosas, cumple un rol fundamental: es dispersor de semillas en una de las zonas del país más castigadas por la deforestación.
Los loros son parte de los más de 1400 animales que animales silvestres que rescató el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático provincial. De esa cantidad, fueron liberados 570 ejemplares de distintas especies.
Si bien existieron varios rescates importantes, la situación en la provincia del loro hablador (Amazona aestiva) es para prestar atención. Se trata de una de las especies de aves más traficadas del país, según detalla a La Capital el Director de la Delegación Centro del Ministerio de Ambiente, Mauro Pergazere. Se encuentra mayormente en el extremo norte de la provincia, cerca de los límites con Santiago del Estero y Chaco (de hecho, también se lo conoce como loro chaqueño).
Pergazere, que además es veterinario, estima que los ejemplares que están en La Esmeralda podrán ser liberados en otoño ya que están en plena época de reproducción.
Aves amenazadas
El loro hablador se encuentra bajo amenaza según la categorización de aves de Argentina del ex Ministerio de Ambiente. Pergazere cuenta que la reducción poblacional se dio, sobre todo, por la pérdida de quebracho colorado en épocas de La Forestal y por la captura de individuos juveniles para el tráfico ilegal.
El Centro de Rescate La Esmeralda, en las afueras de la ciudad de Santa Fe, es un enclave ideal para la rehabilitación de ejemplares de loros habladores pensando, en el mejor de los casos, en sus liberaciones.
"Es una de las especies más emblemáticas que tenemos dentro de La Esmeralda. Otras instituciones del país, como los ecoparques de Mendoza y la Ciudad de Buenos Aires, además de direcciones de fauna de otras provincias, nos derivan ejemplares a nosotros", comenta el veterinario. Y agrega: "Hacemos la rehabilitación conductual, física y sanitaria antes de que sean liberados".
Parte del ecosistema
En la provincia existe un programa de conservación específico para la especie, que va más allá de preservar a los animales. Pergazere señala que, además, trabajan con las comunidades del norte de la provincia para concientizar sobre la importancia de los loros habladores en el ecosistema.
"Trabajamos para que integren a la especie en el territorio y que conozcan cuál es su rol ecológico", detalla, para sumar que estos loros son, principalmente, dispersores de semillas. Así, contribuyen a conservar y regenerar ecosistemas porque se alimenta de frutos y semillas de árboles autóctonos, como algarrobos, quebrachos y espina coronas que, luego, dispersa con sus execreciones.
El hábitat del loro hablador es uno de los más castigados por la deforestación a nivel nacional. Greenpeace estima que sólo durante 2023 se perdieron casi 100 mil hectáreas en Chaco y Santiago del Estero, dos zonas lindantes con el norte santafesino, el hábitat del loro hablador.
El principal punto del trabajo es que los miembros de la comunidad dejen de capturar los ejemplares jóvenes para su venta: "Estamos teniendo muy buenos resultados. Trabajamos mucho con escuelas para cambiar esta percepción". La comercialización de los loros habladores está prohibida en el país.
"El programa no contempla sólo la recuperación de un invidividuo sino la protección de la especie a nivel poblacional. Esto tiene que ver con preservar los ambientes en los que estas especies viven", añade el veterinario.
Rehabilitación y reinserción
Si bien lo ideal es que los ejemplares vuelvan a su hábitat, la realidad es que no todos pueden concretar ese objetivo.
Al respecto, Pergazere explica: "Una vez que ingresan, pasan por una etapa de cuarentena. Se les hacen chequeos médicos y aptos sanitarios y de comportamiento. Estos animales, si estuvieron mucho tiempo como mascotas, no reconocen su propio repertorio comportamental o lo que es propio de su dieta, por lo que son incompatibles con la vida silvestre".
"También puede pasar que tengan una lesión, como fracturas en un ala, ceguera o una afección que requiera un tratamiento crónico. Esas son lesiones que son incompatibles con la vida en su hábitat natural", agrega.
La idea es continuar conformando una red para evitar, entre otras cosas, el tráfico ilegal de la especie. La provincia cuenta además con otros programas de conservación, como los que se abocan a la preservación del aguará guazú, el águila coronada, el cardenal amarillo, el mono carayá y el yacaré.
FUENTE: LA CAPITAL