El regreso triunfal de Alfredo Casero, Fabio Alberti y el elenco de Cha cha cha en el teatro: humor desbordante y nostalgia a sala llena
Cha Cha Cha, el clásico programa de humor televisivo que arrasó a mediados de 1990, llegó por primera vez al teatro en la calle Corrientes. Después de tres décadas de su última emisión en la pantalla, la expectativa en los alrededores del Metropolitan era enorme: “Ay, ¿va a estar Boluda Total?”; “Necesito ver a la Madre judía”; “Si me pasa Casero o Alberti por al lado, ¡me muero!”, comentaban los fanáticos en la fila, sobre los míticos personajes y sus actores aquella cálida noche. Con las emociones a flor de piel, y las entradas en versión papel o el conocido código QR, las personas se amontonaban ante el personal de seguridad para ingresar a la sala. Las respuestas llegaron a minutos de sentarse en las butacas. El espectáculo, encabezado por Alfredo Casero y Fabio Alberti, junto a figuras originales como Romina Sznaider y Lito Ming, y bajo la producción de Giuliano Bacchi, prometía una noche inolvidable, y arrasó con las expectativas.
El espectáculo comenzó con un breve diálogo en el palco derecho entre Lito y Romina, donde el actor interpretaba a un hombre torpe que intentaba conquistar a una mujer recién divorciada. Entre tropiezos y fallidos intentos de cumplir con su cometido, este intercambio fue el puntapié para las primeras carcajadas de la noche, estableciendo el tono de humor absurdo que dominaría el show. También contó con una parte musical, que estuvo a cargo de una cantante japonesa. Ataviada con un kimono tradicional, apareció en el escenario con una proyección del Monte Fuji a sus espaldas, dándole a la función un aire visual casi surrealista.
Momentos más tarde, las publicidades ficticias de productos absurdos e imposibles se abrieron paso en la pantalla principal de la sala. Desde un auto donde solo puede viajar una persona con varias mascotas, o una familia de coreanos, hasta un spot político de la ficticia “Municipalidad de Berasatelli” (una parodia de Berazategui) hicieron estallar de risa al público, recordando el estilo bizarro y sarcástico que los definió a mediados de 1990. Aunque la política no fue un tema central en esta versión teatral, como sí lo era en la televisión, este spot fue lo más cercano a una crítica política en tono de burla. Este breve interludio preparó el terreno para la llegada del primer personaje icónico de la noche: Juan Carlos Batman, interpretado por el mismo Casero.
En este sketch, Casero pelea con su “pareja” mientras simulan estar viendo una obra de teatro. Con el traje del conocido superhéroe de las historietas, el comediante se llevó la atención del público y su interacción con los de allí presentes generó risas constantes. Por si fuera poco, la aparición de dos mimos, uno de ellos interpretado por Leo Raff, una de las figuras nuevas del equipo, desató una serie de situaciones absurdas que recordaron a los mejores momentos del programa original.
Otro de los personajes más esperados fueron Papiros Pototian y Rolando, el mono matemático. En este, Alberti recordó cómo “rescató” al mono y lo obligó a hacer cuentas matemáticas mientras cocinaban milanesas con rebozado doble. La situación se volvió cada vez más caótica, ya que el presunto animal no solo no le hacía caso a su figura paterna, sino que estaba dispuesto a tirar su comida al público. En medio de intentos fallidos por detenerlo, Fabio no tuvo más remedio que usar un as bajo la manga: globos de colores. Acto seguido, dichos objetos fueron lanzados al público mientras el primate intentaba tirarlos también, provocando una reacción descontrolada que inundó la sala de risas.
El regreso de Boluda Total, uno de los personajes más recordados de Cha Cha Cha, fue otro de los grandes momentos de la noche. Con su característica peluca negra y vestido rojo brillante, Alberti no decepcionó a los fans que esperaron 30 años para volver a ver a este personaje en acción. “Qué lindo es verlos por acá. Ahora veo que hay muchas boludas entre nosotros”, bromeó Alberti al comienzo del sketch, desatando una ovación por parte del público. En esta oportunidad, entrevistó a un supuesto pediatra, Dr. Izcovich, interpretado por Casero, quien protagonizó una escena tan irreverente como inolvidable al no poder mantenerse despierto debido a una borrachera para responder con claridad las consultas de la anfitriona.
Sin embargo, esta no fue la última vez que la dupla compartió el mismo lugar en el escenario. Luego de una breve puesta en escena entre Ming y Raff, quienes personificaron al ventrílocuo Luis N. y su muñeco, Corchete, Casero regresó a escena en la piel de un productor de teatro. Vestido con un traje de dos piezas, pidió “sangre fresca” para su show de talentos. Antes del regreso de Alberti, Sznaider aprovechó a realizar un breve reclamó al líder del equipo. “¿Y cuándo vamos a hacer a la Madre judía? Te estás haciendo desear”, expresó la actriz, con un tono de reproche, en alusión al personaje que realizaba con Alfredo décadas atrás. Con una sonrisa pícara, él le explicó: “Van a tener que venir a otra función para verla”. Acto seguido, su compañera se retiró de escena al ritmo del tema “Conga” de Gloria Estefan. De inmediato, los ojos se posaron en Manuk, el hombre soda, quien apareció dentro de un cajón y con una vestimenta que lo hacía lucir como un vampiro. Junto a una pequeña piscina, el personaje interpretado por Fabio volvió a hacer estallar a toda la audiencia al intentar tomarse un sifón de un litro. Como era de esperarse, terminó completamente empapado.
Tras el breve show de talentos, Casero volvió a tomar el control del escenario para liderar al público como si fuera un coro. “Se han robado el vino de la me-sa-da”, comenzó diciendo el capocómico, quien le pidió a los presentes, como un ejercicio vocal, que le siguieran una por una las sílabas sin un ritmo establecido. Luego, sacó a relucir sus habilidades con su interpretación de “Shima Uta”, una canción japonesa que dedicó a los padres de Sznaider, presentes en la función, y que le dio bastante notoriedad en su paso por Japón a principios del 2000. Su dominio del japonés deslumbró a la audiencia, quienes creían que este era el cierre de aquella desopilante noche.
Sin embargo, hubo una última sorpresa: arrancó con la proyección de una capilla y la aparición del cura del segmento “Todos juntos en la capilla” que trajo de regreso a uno de los personajes más icónicos del ciclo: San Peperino Pómoro. Con su habitual tono solemne y absurdo, el cura ofreció una homilía a sus fieles. “Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero si querés podemos ir a la tuya. X-Men”, fue una de las frases más aplaudidas de la noche. Además, como si se tratase de una misa real, Alberti incluyó la “bendición de la papa rejilla” en lugar de la hostia, haciendo estallar nuevamente de risa a los asistentes de la función que veían cómo la levantaba por encima de su cabeza.
El telón bajó una vez más, pero las carcajadas y los aplausos continuaron por un largo rato. Casero, Alberti, Sznaider y Ming, los miembros originales de Cha Cha Cha, salieron a recibir el cariño del público, que no paraba de dar aplausos de pie. A su vez, los nuevos integrantes, como Raff, también fueron muy bien recibidos, demostraron que el legado de su programa sigue más vivo que nunca y dejaron en el público la sensación de haber sido parte de una noche mágica: humor, nostalgia y el regreso triunfal de uno de los shows más queridos de la comedia argentina.
FUENTE: INFOBAE