Los fieles desfilaron por la Parroquia de barrio Amancay para agradecer o pedir paz, pan, trabajo y salud. El obispo de Rafaela, monseñor Pedro Torres, pidió ejercer la solidaridad y dijo que "el trabajo es el camino dignificante".
A pesar del frío, los rafaelinos asistieron masivamente a la Parroquia San Cayetano para expresar su agradecimiento al Santo por la paz, el pan, el trabajo y la salud. O bien para pedir pan y trabajo en otro año de crisis de la economía argentina, con más del 50 por ciento de la población por debajo de la línea pobreza y con un desempleo en aumento.
El Día de San Cayetano se celebra en Argentina cada 7 de agosto en honor a este santo, considerado el patrono del pan y del trabajo. Esta celebración arraiga profundamente en la cultura argentina, especialmente entre los sectores más vulnerables de la sociedad, quienes ven en San Cayetano un símbolo de esperanza y protección.
"Venimos especialmente para agradecer. Todos los años nos hacemos el tiempo de venir a San Cayetano para dar agradecimiento por el trabajo, que nos permite tener pan y también paz. Entramos a la parroquia, hacemos la fila para tocar la imagen del Santo y para rezar. Y nos quedamos a una de las misas del día", expresó un hombre de unos 40 y tantos años.
"Aquí vienen trabajadores, desocupados, familias de clase media y más humildes. Todos juntos vienen a dar las gracias por lo que tienen, y a pedir que no falte trabajo aquellos que lo tienen, o directamente a pedir trabajo quienes lamentablemente hoy no cuentan con un empleo", sostuvo una agente pastoral que colabora con la Parroquia en múltiples actividades. "De tantos rostros que observamos en este día, lo que creo que se ve con mayor fuerza es el sentimiento de esperanza, más allá de lo difícil que está la situación", agregó.
A lo largo de este miércoles, se llevaron a cabo seis misas. La primera fue a las 7 de la mañana y estuvo a cargo del padre Alexis Cardo en tanto que Néstor Valladares se hizo cargo del oficio de las 9. Mientras tanto, al costado del predio de la Parroquia se montó la tradicional feria en la que se venden, mayormente, alimentos para generar recursos. Pan casero, pastelitos, tortas fritas por un lado y choripanes y pollos por el otro figuraron en la carta del día. Incluso hubo una feria de ropa a precios módicos a cargo de Cáritas Parroquial.
"Estamos bien, tenemos casa, un trabajo y pan todos los días. Y salud. Por eso venimos a dar las gracias a San Cayetano. Y también a pedir que las cosas mejoren para todos, merecemos que este país crezca y con ello haya pan y trabajo para todos", sostuvo Marcos mientras caminaba por la Plaza de la Bandera rumbo a la Parroquia.
El padre Fernando Sepertino ofreció la misa de las 11 en tanto que el padre Antonio Navarro estuvo al frente de la homilía de las 13:30. "A la mañana vino gente, pero desde el mediodía y sobre todo a la hora de la siesta aumentó considerablemente quienes se acercaron para venerar al Santo Patrono", contaron desde el equipo de trabajo.
Ya por la tarde, el obispo diocesano, monseñor Pedro Torres, encabezó la procesión en torno a la plaza del barrio en la que participaron decenas de fieles, para luego celebrar la misa principal de la jornada. A esa altura, el intendente, Leonardo Viotti, y su pareja, Mariel Mattig -embarazada de mellizos-, se sumaron a la manifestación de fe junto a la concejal, Alejandra Sagardoy, entre otros.
En su mensaje, monseñor Torres instó a la sociedad rafaelina a sostener a la solidaridad como uno de los valores esenciales para que "no se endurezca el corazón". "La Providencia que le pedimos a Cayetano es pan, paz y trabajo. Pero eso nos compromete a ser providencia para los demás. Tener un corazón blando es tener un corazón compasivo, solidario, y la compasión es más que la empatía, es ponerse en el lugar del otro, comprender al otro, no pasar de largo, como aquella escena del buen samaritano que ofrece lo que tiene, se detiene, comparte el vino, el aceite, la cabalgadura", señaló.
"Que no se nos endurezca el corazón porque nos hemos ido acostumbrando a vivir en emergencia. Que no se les endurezca el corazón ni a las autoridades, ni a los que dan trabajo, ni al que trabaja y se siente seguro porque lo tiene. Vivimos, servimos y trabajamos no sólo por el sueldo del mes, sino para la Gloria de Dios, con la responsabilidad de los hijos que saben que somos sal, luz y fermento en la sociedad", afirmó Torres.
El obispo diocesano consideró necesario evitar "acostumbrarnos a lo que no puede ser normal, no es normal ni el robo, ni la mentira, ni la injusticia" a la vez que subrayó que "el trabajo es el camino dignificante".
Tras la homilía central, que concluyó pasadas las 18 hs., los fieles continuaron llegando. Solo quedaba por delante la misa de las 20 con el padre Eduardo Tomassini.
En Buenos Aires
El arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, exhortó a los argentinos a "no bajar los brazos" a pesar del contexto económico adverso. "Hay algunos índices que mejoraron, como el inflacionario, otros que han aumentado como la desocupación, pero por eso más que nunca debemos seguir adelante, no bajar los brazos, no resignarnos a que los argentinos debemos vivir mal", indicó.
"Todos tenemos el compromiso de construir un país más justo, mejor, para todos. San Cayetano es el patrono de todos, es el patrono del pan y el trabajo (...) está en las entrañas más profundas de todo el pueblo argentino. No es un santo de un partido político, o un sector social. San Cayetano no le pregunta a nadie a quién vota. Al igual que la peregrinación a Luján, convoca a todo el pueblo", resaltó García Cuerva en momentos que organizaciones sociales, espacios políticos y sindicatos se movilizaron a Plaza de Mayo.
Día de San Cayetano: ¿por qué se celebra el 7 de agosto?
Esta fecha conmemora el día en que San Cayetano falleció, el 7 de agosto de 1547. En esta jornada se realiza un reconocimiento de sus virtudes: San Cayetano fue reconocido por su dedicación a los más necesitados, especialmente a los pobres y enfermos. Su vida estuvo marcada por la caridad y la defensa de los derechos de los trabajadores.
¿Por qué es tan importante en Argentina?
La devoción a San Cayetano llegó a Argentina con los inmigrantes italianos, quienes trajeron consigo sus tradiciones y creencias religiosas.
A principios del siglo XX, Argentina atravesaba un período de gran crecimiento industrial, lo que generó una gran demanda de mano de obra. San Cayetano se convirtió en un símbolo de esperanza para aquellos que buscaban trabajo y una vida mejor.
A lo largo de la historia argentina, se han sucedido diversas crisis económicas que han afectado a la población en general. En estos momentos de dificultad, la figura de San Cayetano ha cobrado aún más relevancia, ya que se lo invoca para pedir por el empleo y la subsistencia. De ahí se debe, en parte, su enorme popularidad en el país.