Cómo es el trabajo de los ex cuidacoches de Santa Fe tras ser "expulsados" de las calles

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“Queremos formarnos, capacitarnos y que nos den las herramientas para el día de mañana”, coincidieron quienes hace poco tiempo eran trapitos. Ahora hacen mantenimiento de distintos espacios públicos.
 

A principio de mayo pasado la presencia de los cuidacoches en la ciudad de Santa Fe quedó prohibida. Algunos “esquivan la ley” y siguen estando en la vía pública. Otros acataron la orden y dejaron esta actividad que les llevaba el pan a la mesa todos los días, y se pusieron a hacer changas para vecinos con los que se llevaban bien.

 Pero hubo otros, alrededor de 50, que fueron ubicados en cooperativas para realizar trabajos de mantenimiento en distintos puntos de la capital provincial. El Litoral se acercó al Parque del Sur para dialogar con ocho ex “trapitos” que conforman una especie de cuadrilla y en estos días llevan adelante la ardua tarea de desmalezar el perímetro del lago del Sur, orillas que no se limpiaban hace años. También les tocó sacar los famosos repollitos del agua para mantener el espacio limpio.

David comentó que está contento con esta oportunidad: “Salimos de la calle para algo mejor para nuestro futuro. Armamos una cuadrilla muy buena”. Otro de los ex cuidacoches comentó que lo que cambió es el día a día, porque antes como trapitos tenían el mango todos los días, “ahora tenemos que esperar al mes -cobran un salario de $150.000-. Uno se tiene que adaptar, pero esperamos que a futuro podamos lograr nuestro objetivo de estar como trabajadores en la Municipalidad”.

 Si bien se regularizó un poco la situación de ellos al ser incorporados en una cooperativa, en la que tienen que firmar planilla y cumplir horarios de lunes a viernes de 9 a 13 horas, advierten que no tienen seguro, es decir que si tienen algún accidente mientras trabajan, tienen que hacerse cargo ellos mismos. Otra de las dificultades que tienen son las herramientas de trabajo. Por ejemplo para realizar el desmalezado del lago solo cuentan con tres machetes y una pala.

“Queremos que la Municipalidad no nos abandone, ese es el miedo que tenemos. Nosotros accedimos porque no nos quedaba otra”, indicó Ricardo. En este sentido, Diego señaló que “queremos formarnos, capacitarnos y nos den las herramientas para que el día de mañana digamos que pudimos salir de esta y gracias al municipio podamos formarnos y tener un sustento más”.
También en lo que coinciden es que cada uno tiene su historia de vida, muchos son el pilar de una familia a la que deben mantener día a día. “Muchos piensan que como éramos cuidacoches no sabemos hacer nada y eso no es así. Ahora lo estamos demostrando”, coincidieron.

 Mejores condiciones
Al consultarlos sobre si extrañan ser cuidacoches, la respuesta fue general: “La verdad que no. Agradezco que nos sacaron de la calle porque pasábamos frío, hambre, no teníamos ni para tomar mate. A veces tenía que llevar a mi familia a que pase el mismo frío que yo, de irnos a casa con $3.000 o $4.000 y tratar de cocinar con eso todo el día. De las peleas que se daban en la calle, por ahí llegaba otro en una situación complicada (borracho o drogado) y uno tenía que arriesgarse todo por poca plata. Esto es lo bueno que rescatamos”.

Como todo cambio lleva su período de adaptación, “cuesta un poco adaptarse. Ahora cumplimos horarios, teníamos otra costumbre. Por ahí llegábamos al lugar donde cuidábamos autos y estábamos desde las 8 de la mañana hasta la noche. Algunos estuvimos 5, 10 o 15 años en un lugar fijo y ya nos conocían y teníamos nuestros clientes. Pero ahora la calle no está como antes”, sostuvo Diego.
Además de este grupo hay otros ex cuidacoches en otras cooperativas y realizan tareas de mantenimiento en distintos barrios como Santa Rosa o Barranquitas. También hay algunos que no aceptaron este cambio. “A muchos no les ha gustado que se prohíba la actividad”, comentó David.
Fernanda es la única mujer en esta cooperativa. Ella desarrolló su actividad como cuidacoche durante más de dos años junto a su marido. “Me parece bien esta oportunidad, al menos para poder salir de la calle”, agradeció.

FUENTE: EL LITORAL

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