María del Tránsito Cabanillas, Mamerto Esquiú y José Gabriel Brochero ¿Quiénes fueron estos argentinos?

ACTUALIDAD 05 de junio de 2024 . .
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María del Tránsito Cabanillas, Mamerto Esquiú y José Gabriel Brochero
¿Quiénes fueron estos argentinos?
Ellos fueron tres vecinos de la ciudad de Córdoba de fines del siglo XIX. Monseñor Esquiú fue Obispo de Tránsito y José. El Padre Emiliano Cabanillas, hermano de Tránsito, fue profesor de Brochero y trabajaron juntos en la epidemia de cólera que asoló a Córdoba: Emiliano era el Capellán del Hospital San Roque. Las hermanas Cabanillas eran costureras por lo que, algún hábito de Esquiú y alguna sotana de Brochero fueron confeccionadas por ellas. 
Tránsito era una Catequista y misionera incansable…y Brochero lo sabía. Luego fundó una Congregación de Hermanas, las Terciarias Misioneras Franciscanas o Pobres Misioneras Franciscanas como ella las llamó y Esquiú, que conocía la pobreza por la que pasaban, le dio dinero para que pagaran la deuda con el carnicero que ya no quería fiarles más y la autorizó a pedir limosna en las parroquias de los lugares próximos porque en la ciudad había un decreto que la había prohibido.
Tránsito, que era franciscana, también había sido  catequista en la Compañía de Jesús, lugar que Brochero visitaba con frecuencia. Los dos valoraron muy positivamente los Ejercicios Espirituales que los Jesuitas proponían.
Esquiú era fraile franciscano y amigo de Monseñor Buenaventura Rizo Patrón, ofm, que fue durante mucho tiempo, Director Espiritual de Tránsito.
María del Tránsito fue la mayor de los tres: le llevaba casi cuatro años a Mamerto Esquiú y veinte a José Gabriel Brochero. Eso no los hizo diferentes en los propósitos de sus vidas en el seguimiento de Jesús. Buscaron llevar la fe y con ella, las buenas costumbres. Y siempre buscaron la promoción humana: desde las visitas de Tránsito a los ranchos y al Hospital, o cuando enseñaba la fe a los niños mediante la Catequesis, visitaba a los enfermos y, ya mayor, con la fundación de una escuela para niñas pobres en la que dejó toda su herencia. Brochero predicó entre las sierras y no dejó paisano sin visitar, la construcción de caminos para comunicarlos con la ciudad,  fundó  un colegio para niñas junto con las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús cuya fundadora también es Beata y contemporánea a ellos: la Madre Catalina Rodríguez. Monseñor Esquiú, lleno de ardor misionero recorrió su Diócesis,  llegó aún a intervenir en la política tanto cuando fue Diputado por Catamarca como cuando, en su famoso sermón sobre la Constitución Nacional, siendo ya Obispo de Córdoba, pidió por la paz, la hermandad, la colaboración civil y la unión de los argentinos.
Los tres se preocuparon por lo pobres de su tiempo. Esquiú con su andar misionero, su prédica constante a favor del bien común, su vida pobre y entregada. Brochero con su cercanía de pastor, preocupado por el bien espiritual y material de su gente. Y Tránsito en su cotidiano andar entre los más pobres, los más excluidos y abandonados, para socorrerlos en sus necesidades y enseñarles que Dios los ama.
Sus familias
Sorprende divisar en la Córdoba de fines del siglo diecinueve la cantidad de frutos de santidad. ¿Qué tuvieron en común además de excelentes evangelizadores? Sus familias. Sí sus padres y sus hermanos que rezaban juntos el Rosario al atardecer. Es notable la devoción mariana: Brochero la llamaba Purísima y para Tránsito y Esquiú, era la Inmaculada. Juntos escuchaban de la Palabra de Dios en las Misas, en las Fiestas Patronales. Tenían costumbres honestas, hacían esfuerzos por la unidad, aprendieron a perdonar. Se las ingeniaban para ejercitar la caridad con los más pobres y con los que sufrían. Fueron humildes y tuvieron fe…por la que siempre esperaron en Dios y se dejaron inspirar por Él. 
Todos ellos cantaron el Himno Nacional que nosotros cantamos, tomaron mate como nosotros, y viajaron en tren., subiendo y bajando en las mismas estaciones: Córdoba, Buenos Aires. Todos ellos tuvieron dificultades e incomprensiones. Todos ellos fueron creciendo en el amor a Dios y los hermanos y hoy podemos encomendarles nuestras intenciones:
Señor, Padre Bueno, que has creado todo, te pedimos por la intercesión de estos modelos de santidad de nuestra Patria que nos visitan: 
La capacidad de no olvidarnos de los más desprotegidos: los ancianos, los niños, los enfermos, los pobres, las mujeres. como lo hizo María del Tránsito. Que su súplica por nosotros sea escuchada por ti, nos traiga la reconciliación en nuestras familias y le concedas cumplir su promesa en nuestras cosas de cada día: “Desde el cielo les haré mucho bien”.
El corazón de pastor de José Gabriel que cuidó de todos los que le fueron encomendados para llevarlos a Dios y hacerlos crecer en la fe y la vida de progreso. Que su oración por nosotros nos alcance un trabajo digno.
La ciencia y la valentía de Mamerto Esquiú que enseñó y buscó la paz social y la reconciliación entre los argentinos. Regálanos por su medio una Patria de hermanos.
Que la Purísima, la Inmaculada Madre de Dios y Madre nuestra te presente esta oración, por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

Fuente: Peregrinos de esperanza Argentina

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