"El brigadista forestal tiene una sensibilidad especial por el cuidado de la naturaleza", dijo un bombero voluntario santafesino

ACTUALIDAD 29 de febrero de 2024 . .
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Marcelo Barca es bombero voluntario y está a cargo de la Brigada Provincial de Incendios Forestales de Santa Fe, que estuvo combatiendo el fuego en la Patagonia.

Marcelo Barca tiene 49 años, es comandante dentro del cuerpo de Bomberos Voluntarios y desde hace ocho años es el jefe de la Brigada Provincial de Incendios Forestales de Santa Fe.

Este hombre nacido en Vera y afincado en la ciudad de Santa Fe –donde estudió, formó una familia y trabaja– reparte su tiempo entre su empleo en el sector del turismo y su responsabilidad como bombero forestal, que ya lo llevó a tener ocho experiencias fuera de la provincia (la última de ella en los incendios de Esquel, en la Patagonia) y dos operaciones fuera del país.

 —¿Cómo comenzó la vocación de ser bombero?

 —Los bomberos voluntarios no somos rentados, es una vocación de servicio. Yo tengo 20 años ya de bombero voluntario, empecé en Vera, en mi ciudad, con 17 o 18 años, pero la mayoría del tiempo fue ya en la ciudad de Santa Fe. Yo quería ser bombero de joven, pero en Vera no había nada, el cuartel más cercano era el de Reconquista. Formamos un primer grupo y luego ingresé en Santa Fe en 2004. Arranqué como aspirante, cursé todas las materias, durante un año te capacitás para ser bombero, luego se cursa para ser oficial. Yo hice todo. Todo lo logré gracias a la Asociación y la familia, que tuvo que apoyar. A nivel provincial hace ocho años ya formamos la Brigada de Incendios forestales y hoy somos 230 brigadistas con distintos niveles, según la capacitación y la experiencia.

—¿Cómo es luchar contra un incendio forestal?

 —Los incendios forestales están entre los tipos de incendios más riesgosos y son los que más vidas se llevan dentro de los bomberos, los que más pérdidas materiales generan y son también muy riesgosos para las personas. Para enfrentarlos hace falta capacitación constante, por eso nos actualizamos permanentemente. Un brigadista no puede hacer todo, estamos especializados en tareas determinadas como motobombistas, motosierristas, director de tiro, jefes, son capacitaciones que se van ganando con la experiencia. Yo me especialicé en comandancia. Hace tres años la Federación Santafesina mandó a cuatro personas a capacitarse a España, allí estuvimos casi un mes.

 —¿Cómo surgió la posibilidad de ir a trabajar contra los incendios en la Patagonia?

 —La Federación Santafesina está dividida entre Operaciones y Capacitación, nosotros estamos en Operaciones. Cuando hay una alerta y si alguna provincia solicita ayuda, se interviene. Esta vez fue el gobierno de Chubut que pidió ayuda y Protección Civil decidió que fuéramos. Se armó un equipo de 41 personas entre bomberos voluntarios, zapadores, de la policía y de Protección Civil. Fuimos en total 47 personas, porque hubo un relevo de ocho personas.

—¿Cuáles fueron las operaciones en las cuales participaste en estos años como bombero?

 —Los primeros grandes incendios como brigada provincial fueron los típicos nuestros, los de la costa del Paraná y zona de islas. Después fui a colaborar a Chile en 2016, estuve 20 días ahí, fue terrible, era muy grande eso. Tuvimos intervenciones en Córdoba, en Corrientes, en Misiones, Salta, Tucumán, Entre Ríos. Fuimos a muchos lugares.

 —¿Qué se siente en el momento de estar en un gran incendio forestal?

 —Siempre el miedo está latente, sin miedo no sos una persona normal, hay que cuidarse, es una herramienta de defensa y hay que controlarlo para que sea un miedo productivo que te ayude a salir adelante. A la hora de movilizar la brigada hay que combinar experiencia y juventud, hay que compensar ambas cosas, hay que cuidar a la gente que ya viene y también preparar a los nuevos. Es muy intenso el incendio forestal, no tenés tiempo para razonar el peligro, se arranca a las 5 de la mañana hasta la noche tarde. Pero siempre buscamos hacer un buen trabajo porque queremos cuidar a la naturaleza, ese es el espíritu del brigadista forestal. Cuidar a las personas, a los bienes materiales y también cuidar al ambiente.

—¿Tienen una sensibilidad especial por la naturaleza los brigadistas forestales?

 —Sí, totalmente, ver estos incendios como el de Esquel generan mucho dolor. Cuando estás en un punto de vigía, en la parte más alta de un terreno, ves la devastación del fuego y causa mucho dolor e impotencia, porque sabés que son árboles que tardaron décadas o siglos en crecer convertidos en carbón y en ceniza. Pensás: yo vi esto cuando era verde y mi hijo no lo va a ver así, eso duele y es lo que nos moviliza, porque sabemos que, cuidando un árbol, ya estás ayudando mucho. A veces trabajamos todo un día solo para proteger una franja de árboles, porque son los que van a poder reforestar la zona. A veces hay que decidir qué árbol queda adentro o afuera de la línea de fuego, sentís esa presión, cuidar a la gente siempre es la prioridad, pero también tratar de salvar al máximo la vegetación de lugar. El brigadista forestal tiene esa sensibilidad especial por la naturaleza, aun dentro del dolor en Esquel nos llamaba la atención un zorro, un carpintero real, tenemos esa atracción por la naturaleza que es la que nos mueve a querer protegerla. Por eso hay que saber, tenemos que conocer las especies de flora, tener un conocimiento sobre los árboles y saber cuáles hay que sacrificar o cuáles se pueden caer, todos valen lo mismo, pero algunos son más difíciles de recuperar.

—¿Cuál es el enemigo número uno de un brigadista forestal?

 —Hemos participado de intervenciones en las que el viento cambia y el fuego se te viene encima, de tener que salir disparando y correr hacia un lado que ya tenemos determinado, porque antes de entrar ya sabemos por dónde hay que escapar. Hemos tenido que usar pocas veces esa opción, pero una vez que cambia el viento la única opción es correr. En Los Alerces corría a gran velocidad el viento, que a los brigadistas forestales es lo que más nos complica. Por eso estamos constantemente conectados con una central meteorológica que nos pasa novedades y nos permite prever cómo va a estar el viento y la humedad.

 —¿Incide el cambio climático en las temporadas de incendios forestales?

 —Sí, mucho. Hay distintas generaciones en incendios forestales, los que llamamos de quinta y sexta generación son los más intensos y se deben al cambio climático y a comportamientos extremos del clima. Ese es el problema del cambio climáticos, nos trae más incendios de 5 y 6, es lo más preocupante porque son eventos que sobrepasan los recursos que tenemos para luchar contra ellos, como vimos en el último incendio de Chile. Esos fuegos te pasan por arriba por más recursos que tengas, no se pueden controlar, no alcanza.

 —¿Cómo se preparan para enfrentar esos incendios cada vez más potentes?

 —Las comunidades deben poder autoprotegerse también, deben tomar clases de autoprotección, debemos modernizarnos y capacitarnos a distintos niveles. Pero al mismo tiempo hay que preparar a la comunidad, ser todos más razonables, enseñar a los turistas a ser responsables. Santa Fe tiene mucho turista de isla o costero y a veces los riesgos de fuego se desconocen, por negligencia o impericia. Yo creo que hoy el desafío mayor es poder prever y capacitar para que los incendios no se produzcan, porque en un incendio forestal el balance siempre es negativo. Más allá de los brigadistas, el desafío está en nosotros como comunidad, en tratar de que nos ocurran los incendios.

FUENTE: AIRE DIGITAL

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